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El Mapa Nutricional 2020 de la Junaeb evidenció que más de la mitad de los estudiantes evaluados presenta sobrepeso y obesidad, siendo prekínder, kínder y primero básico los niveles más afectados por estos problemas nutricionales.

Se trata de una tendencia que se viene dando durante los últimos años, pero en esta ocasión preocupa especialmente la prevalencia de 7,6% en la obesidad severa.

En entrevista con CNN Chile, el presidente de la Sociedad Chilena de Obesidad y académico de la Universidad del Desarrollo (UDD), Alex Valenzuela, dijo que los resultados del Mapa Nutricional preocupan en dos ámbitos. El primero de ellos es que “alrededor de un 50% de estos niños van a continuar su obesidad en la adultez con todos los inconvenientes y riesgos que eso significa”: enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, cáncer, etc.

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Pero también preocupan las consecuencias inmediatas: “gran parte de estas patologías crónicas se inician en la etapa temprana, pero hay otras cosas que estos niños van a presentar, independiente de los aspectos psicológicos que se van a alterar -tendencia al aislamiento-, hay también una serie de consecuencias inmediatas: la resistencia a la insulina, trastornos del colesterol, trastornos de sueño, problemas hepáticos, asma, etc.”, explicó el experto.

La sobrealimentación y la falta de actividad física son los principales factores que inciden en el sobrepeso de la población en general, pero durante la pandemia se han sumado el estrés y las alteraciones del sueño. “Estos cambios nutricionales en cuanto a la calidad, cantidad y horarios en que estamos comiendo, está haciendo que nos estemos sobrealimentando”, indicó Valenzuela.

Medidas a tomar

Para mejorar la calidad de vida de los menores, el académico señaló la importancia del “compromiso de los padres para apoyar a sus hijos con respecto a una alimentación saludable, variada y restringir a horarios definidos la alimentación, y no esos picoteos o colaciones que hoy día se están dando de manera anormal”.

También recomendó reemplazar las bebidas gaseosas o juegos azucarados por agua, disminuir el consumo de helados y pan, y procurar que los niños duerman las horas indicadas. “Tiene que haber un compromiso de parte de las familias”, hizo hincapié.

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