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La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca ha cambiado el eje de las disputas que sostiene Estados Unidos con otros países. Si bien Beijing sigue siendo su principal contrincante, Rusia ha elevado su “estatus como enemigo”.

Así lo explicó el analista internacional Raúl Sohr en entrevista con Última Mirada, sobre todo después de las sanciones impuestas por el gobierno de Biden a Rusia por el envenenamiento y encarcelamiento del líder opositor, Alexey Navalny.

Navalny fue condenado a dos años y medio de prisión por haber roto los términos de su arresto domiciliario. La sentencia deberá ser cumplida en una cárcel ubicada a 200 km de Moscú, “que tiene una reputación terrible, es decir, es un quiebrahuesos o un quiebra voluntades, un lugar donde practican viejas torturas psicológicas, como por ejemplo, silencio absoluto”.

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Las sanciones impuestas por Estados Unidos apuntan a siete altos funcionarios del gobierno ruso, y entre ellas se incluye el congelamiento de sus cuentas en el exterior. Sin embargo, Sohr advirtió que “la gente que ha sido sancionada no debe tener cuentas en el exterior, menos en Estados Unidos o en Europa. Si tú ya tienes esos cargos en Rusia, sabes a qué puedes atenerte en cualquier ficción”.

Por ello, le parece que las sanciones son “un tanto teóricas y en la práctica no afectan en nada a Rusia”.

Sin embargo, destacó que con la llegada de Biden “se ha elevado el estatus de Rusia como enemigo. Trump fue bastante suave, bastante intransigente con Rusia, y en cambio, la señal que está enviando Biden es que ese período se acabó y que, si bien tienen buenas relaciones con Rusia, van a ser bastante más estrictos y más duros”.

Sobre el opositor, el analista destacó su atrevimiento a volver a su país: “uno puede estar de acuerdo o no con sus puntos de vista, pero Navalny es un hombre de un coraje extraordinario porque él sabía lo que le esperaba volviendo a Rusia y a sabiendas de que lo iban a llevar a una cárcel o a un campo de detención, probablemente muy duro, tuvo las agallas para hacerlo. Puedo imaginarme que el respeto que existe en Rusia hacia él, no puede más que haber crecido”.

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