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El ex presidente de Francia Nicolas Sarkozy (66) fue condenado a tres años de prisión por corrupción y tráfico de influencias, aunque suspendió dos años de la sentencia.

Sarkozy fue presidente desde 2007 a 2012 y fue declarado culpable de intentar obtener ilegalmente información de un magistrado de alto rango en 2014 sobre una investigación en curso sobre las finanzas de su campaña.

La sentencia, que aún puede ser apelada por el ex mandatario, es considerada histórica, ya que se trata del primer presidente sentenciado a prisión en la historia moderna de Francia.

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En Última Mirada, el analista internacional Raúl Sohr indicó que aunque Sarkozy lograra revertir la condena, de todas formas lo va a perjudicar. A esta se suman además otras acusaciones por las que será juzgado en dos semanas más.

Sohr repasó la gestión de Sarkozy como ex presidente de Francia y recordó que “este hombre que apareció como la estrella fulgurante de la nueva derecha francesa, la derecha moderna, trató de proyectar un estilo americano, es decir, grades mitines a lo Trump, con globos que caían del techo, con bandas musicales, algo que era inédito en la política francesa: hacer un gran show”.

“En general, los franceses son muy respetuosos y muy tradicionales en materia de política y les gusta lo ceremonial. De alguna manera, Sarkozy rompió completamente con esto y esto desagradó a muchos franceses que tienen una visión de la política como servicio público, como algo discreto”, explicó.

El analista señaló que Sarkozy pretendía debilitar los sindicatos y darle mayor capacidad de negociación al individuo, “un poco como es en Estados Unidos, en que cada cual pelea por su contrato. Eso va totalmente contra la tradición política de grandes sectores en Francia, y se estrelló contra ese muro y no lo pudo franquear“.

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En el intertanto, el ex mandatario habría aceptado pagos ilegales de la heredera de L’Oreal, Liliane Bettencourt, por su exitosa campaña presidencial de 2007. Aunque no fue declarado culpable por esta causa, se le fue sumando una acusación tras otra.

Ahora, Sohr duda que el ex presidente cumpla con la sentencia tras las rejas, ya que “tiene excelentes abogados y probablemente va a conseguir, si no se lo remiten, que sea un año de arresto domiciliario nocturno, es decir, lo va a llevar a su expresión mínima”. De todas formas, le parece que “es un antecedente interesante y ojalá sea así en todo el mundo”.

Por su parte, el actual mandatario Emmanuel Macron mantiene silencio. “Macron tuvo cooperación política con Sarkozy, y por supuesto, Macron se quiere mantener absolutamente al margen. Yo creo que si Macron tuviera que usar una frase, diría ‘dejemos que las instituciones funcionen’”, dijo Sohr. 

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