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Se apareció marzo. Para los escolares, para el presupuesto familiar, para los tacos y para las isapres.

Hoy, 1 de marzo, el presidente de la Corte Suprema en el inicio del año judicial volvió a pedir algo que el máximo tribunal ha solicitado desde hace mucho tiempo y en más de una ocasión: que se dé una solución legislativa a las demandas que por diversos temas se hacen una y otra vez ante los juzgados por el sistema de salud privada.

Los tribunales están atochados de estos casos y dedican tiempo y recursos que debieran enfocarse en otras materias, mientras pasa uno y otro gobierno y la prometida reforma a las aseguradoras no se concreta.

El presidente Sebastián Piñera ha anunciado que enviará un proyecto en los próximos días y el Parlamento debiera entender que no hay razón para que el tema se siga dilatando.

Es cierto que las isapres atienden a un sector minoritario y privilegiado de los chilenos. Pero que haya que mejorar también urgentemente la salud pública no implica negar la necesidad de terminar con las injusticias del sistema privado.

Porque no hay razón para que los planes de las mujeres en edad fértil cuesten más, dado que (me imagino que no hay problema en decirlo en horario de adultos) las cigüeñas no traen a las guaguas. Porque no es humano negar cobertura para un tratamiento que puede salvar la vida a una persona.

Porque encontrar la forma en que el sistema completo de salud se haga más solidario y no más ineficiente es un deber de las autoridades del Ejecutivo y del Congreso. Porque en una democracia un sistema o una ley aparece injusta para los ciudadanos que exigen una y otra vez que se modifique, finalmente pierde legitimidad.

Ojalá entonces se aparezca marzo y con él una reforma durante demasiado tiempo postergada.

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