Por Mónica Rincón
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Grave: Chile es uno de los países con más contagios de VIH del continente y los casos de transmisión se incrementaron un 34% entre 2010 y 2018. Datos que desataron la polémica.

El ministro de Salud culpó al gobierno anterior y desde la oposición le recordaron que él ocupó el mismo cargo durante buena parte del período en que crecieron los casos. Mañalich sostuvo que se perdió el tiempo con el “fetiche del condón” y le contestaron que era irresponsable.

Lo cierto es que desde el retorno a la democracia las campañas de prevención no merecen grandes comentarios. Y claramente las medidas de uso de condón y hacerse exámenes de detección de VIH son complementarias.

El tema es tan importante que no merece caer en medio de una guerrilla política. Porque además hay otro que queda invisibilizado y que es condición previa: la educación sexual. Materia que genera encendidas polémicas y que despierta temores y reparos que han llegado a paralizar muchas veces la discusión.

Desde las famosas JOCAS, hasta el “Con mis hijos no te metas”, los más conservadores no sólo en la derecha y centro derecha, sino también en sectores de la DC, tienen aprensiones o derechamente se oponen a la intervención del Estado en esta materia. Y niegan lo que dice la Unicef y la ONU: que la educación sexual es un derecho de niños, adolescentes y jóvenes. Creen ellos que los padres tienen derecho a veto o la exclusividad en esta enseñanza.

Sin desconocer el rol de la familia, la verdad es que este no siempre se ejerce, y cuando se ejerce no puede llegar hasta el punto de negar el acceso a la información o postergarla hasta que sea inútil. ¿Qué información? Eso es lo que no hemos concordado como país. Hoy cualquiera se espantaría si alguien defendiera que puede decidir que su hijo no aprenda a leer o que no se le enseñe sobre la teoría de la evolución, o bien que le digan que la tierra es plana y no redonda porque sus padres son terraplanistas.

¿Hacia dónde tenemos que avanzar? A una educación sexual y afectiva que entregue las herramientas para adultos plenos y sanos. Porque nadie llegará a usar un condón para evitar VIH, enfermedades venéreas o un embarazo, si no sabe cómo se emplean. Nadie se hará tampoco un test si es que no entiende las consecuencias de vivir en la ignorancia.

Pero en Chile aún hay miles, sino millones, de analfabetos sexuales.

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