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Pongámonos serios. Si con razón había tanta aprensión con Julio Ponce Lerou (y razones en su biografía sobran para ello) entonces cómo es posible que en la negociación CORFO dejara abierta la posibilidad de que volviera como asesor de la empresa.

Pongámonos serios. Si es que la empresa se comprometió con la Fiscalía a mejorar su gobierno corporativo para lograr una suspensión condicional, no es aceptable que trajera de vuelta a quien dirigía SQM cuando se financiaba delictualmente la política chilena.

Pongámonos serios. Cómo es posible que Eduardo Bitrán denuncie presiones para no sacar a Ponce Lerou o solucionar el conflicto con el Estado chileno, y nodé los nombres de ellos. Porque si quienes presionaron eran parlamentarios estaríamos frente a que funcionarios públicos presionaron a otros, lo que podría ser delito.

Que la Fiscalía investigue si hubo eventualmente tráfico de influencias, que el Gobierno vigile sin bajar la guardia y con extremo celo si a través de estos asesores externos tan especiales los hermanos terminan influyendo en el directorio y vulnerando el acuerdo. Porque lo de hoy es un mal chiste. Uno que de paso daña los intentos de algunos empresarios por recuperar la confianza ciudadana. Un subterfugio al parecer 100% legal para volver a influir en el día a día de la empresa.

Raya para la suma desde su nueva oficina en el 6to piso de SQM Julio Ponce Lerou sonríe satisfecho, porque sabe que de nuevo gracias a su enorme Poder nos ha visto la cara a los chilenos.

Gracias a quienes no hicieron bien su trabajo al negociar con un experto en ganar, a quienes renunciaron a perseguir penalmente a esta empresa y a quienes pecaron- a lo menos -de ingenuos. Es hora de que por fin nos pongamos serios.

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