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Publicado por CNN

No entienden nada. Los obispos chilenos aún no entienden nada. Los llaman a Roma, los invitan a renunciar, hacen mea culpa pero aún no se enteran.

El obispo de Rancagua tuvo que dejar su cargo en el Consejo de Prevención de Abusos después de que se descubriera que no tomó en serio una denuncia contra sacerdotes presuntamente involucrados en abusos. ¿Y a quién ponen a cargo de esta instancia clave? Al obispo Juan Ignacio González.

El mismo que en 2011 decía que ya la Iglesia Católica había hecho todo lo necesario para que los casos de abuso no se repitieran. El mismo que entonces le contestaba a José Andrés Murillo que pedir que la Iglesia Católica se disculpara con cada víctima era extralimitarse.

El mismo que en enero de este año decía que los católicos tenían que apoyar a Barros y en Osorno los laicos entender que la Iglesia Católica era jerarquizada y había que obedecer.

Obviamente víctimas como las de Karadima reaccionaron molestas. Dijeron que González tiene la empatía de una piedra. Porque aunque ahora asegure que si en la visita del Papa defendió a Barros fue por caridad, algo muy distinto afirmó en esos días. Dijo: “Nadie ha levantado una acusación contra Juan Barros”.

¿Por qué no la mandan a los tribunales? Por algo será”. ¿Es que no había nadie más capacitado o menos resistido entre los obispos o fuera de ellos? El rechazo que iba a generar el nombre de González era más que previsible, entonces esta falta de empatía parece rayana en la indolencia. Si así van a seguir actuando estos “pastores”, pobres de las ovejas a las que deben cuidar.

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