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678 millones de pesos. Esa es la multa que confirmó hoy la Corte Suprema para el ex presidente de La Polar, Pablo Alcalde. Puede parecer una cifra alta, pero no si la comparamos con el monto de este fraude: mil millones de dólares, según el ex directivo de la empresa, César Barros.

Aún hay demandas abiertas por algunos de los perjudicados, pero Alcalde puede estar tranquilo. Su caso es emblemático de la forma en que se castigan (o mejor dicho, No se castigan) en Chile los crímenes de cuello y corbata.

Recordemos que él fue condenado por entregar información falsa al mercado, lavado de dinero, y declaración maliciosamente falsa, en un caso que afectó a 1 millón de personas que sufrieron repactaciones unilaterales. ¿La condena?

5 años de libertad vigilada. El único tiempo que Alcalde pasó tras las rejas fueron los 118 días que no eran un castigo sino prisión preventiva. O sea, por cada cliente afectado, 10 segundos de cárcel. O por cada millón de pesos defraudado, 16 segundos.

Una pena que el ex Pdte de La Polar César Barros calificó como “una verguenza”. Verguenza que volveremos a sentir con el caso Penta, si este 3 de julio se concreta el mismo desenlace: un acuerdo para un juicio abreviado… sin cárcel por supuesto y agregfuemos, bajando incluso la acusación de cohecho.

Es que, a siete años del estallido de La Polar, los delitos de cuello y corbata siguen siendo llegar y llevar.

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