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Muchas personas se han visto afectadas a causa de la pandemia. Sin embargo, existe una creciente preocupación por quienes realizan labores de cuidado, ya sea de adultos mayores o de personas en una situación de discapacidad.

En conversación con CNN Chile, Claudia Miranda, psicóloga y académica de la Universidad Andrés Bello (UNAB), manifestó que la principal preocupación que este grupo posee “tiene que ver con aspectos relacionados con el miedo al contagio”.

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“Es transversal a todos los cuidadores y cuidadoras el hecho de pensar si es que ellos no se vacunan, y si se enferman, qué pasaría con aquellos que son cuidados. Es una ansiedad y preocupación que se genera de igual manera en todos ellos”, añadió.

De acuerdo con los datos entregados por al encuesta Casen en el 2017, más del 80% de los cuidadores son mujeres, quienes tienen alrededor de 55 a 60 años. “Ellas en este momento están cuidando a sus padres o familia, por lo tanto, tienen múltiples roles”, dijo Miranda.

“Debido a esta labor de cuidar se ven imposibilitadas muchas veces de participar en el mercado laboral y eso, a su vez, conlleva que tengan menos recursos, no sólo económicos, sino que también sociales en los cuales apoyarse y poder sobrellevar la situación de cuidado”, destacó.

Priorizar el autocuidado

Miranda, quien también es directora del Instituto Milenio para la Investigación del Cuidado (MICARE), sostuvo que este grupo requiere de autocuidados “para poder cuidar bien” y recalcó que ello es un asunto que se debe priorizar a nivel país.

Respecto a esta priorización, la psicóloga explicó que el primer aspecto a abordar debe considerar “la prevención y tratamiento relacionado con la salud de la cuidadoras, tanto física como mental” y detalló que para ello se requieren “políticas públicas que entreguen ayuda oportuna”.

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El segundo aspecto aparece “en el momento donde hay que intervenir”. Sin embargo, Miranda reconoció que ambas aristas requieren de diagnósticos adecuados, políticas públicas y “las voluntades de distintas entidades”, tanto estatales como de la sociedad civil.

“Podemos tener intervenciones en otros lugares del mundo, científicas y probadas, pero nosotros tenemos que implementarlas en nuestra realidad y para eso necesitamos recoger la voz de los cuidadores y conocer su realidad”, finalizó la especialista.

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