Por Carolina Urrejola
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Esta semana hemos vuelto a hablar de los límites de la vida privada de las autoridades, a propósito del fin de la relación del presidente Boric e Irina Karamanos.

Presidencia decidió que un post en la cuenta de Instagram del mandatario satisfacía mejor el interés de la ciudadanía que un comunicado oficial, por ejemplo. Hay opiniones sobre si era necesario o no que Boric se manifestara, pero considerando que Irina tuvo un rol importante acompañándolo en esta etapa, parece adecuada una manifestación.

Cunde la especulación ahora sobre si el presidente tiene o no una nueva relación y el comidillo de los videos en que aparece entrando a un departamento está en boca de todos. El diputado de Amarillos, Andrés Jouannet, ofició a la ministra del Interior, preocupado por la seguridad del mandatario en sus visitas a una “señorita”.

La expresión es suya y sugiere un montón de cosas inadecuadas y de bastante mal gusto. Hablé con el diputado Andrés Jouannet, me reconoció que fue una mala expresión y lamenta que su aprehensión parezca intromisión.

Reconoce también que envió el oficio sin tener ningún otro antecedente, más allá del video que circuló en redes sociales, pero que le consta que el presidente es poco cuidadoso con su seguridad personal.

Con los graves problemas que enfrenta el país, no parece oportuno perder el tiempo en este tipo de cuestiones sin destino. Y personalmente, no tengo ningún problema con que el presidente disfrute y se distraiga de sus muchas obligaciones. Es más, lo prefiero.

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