Por Daniela Pérez
Moisés castro

En lo alto de imponentes montañas, acantilados y hasta volcanes, un chileno desafía los límites y miedos en una disciplina desconocida para algunos: el highline.

Parado sobre una cinta de solo dos centímetros y medio de ancho, Moisés Castro ha cruzado hasta el cráter del volcán Lascar, en el Desierto de Atacama, ubicado a 5.600 metros de altitud.

Pese a que solamente lleva cuatro años practicándolo, ya se eleva por encima de las expectativas, llegando a ser apodado como el “Señor de las alturas” por un reconocido medio de España.

Moisés conversó con CNN Chile sobre sus inicios en este deporte, el reconocimiento que ha alcanzado en Europa y los sueños que tiene para el futuro, como hacer highline en el Himalaya.

“Cuando partí nunca pensé a lo que me llevaría, pero la verdad es que estoy alucinando con todo lo que ahora se me está dando, sobre todo aquí en Europa. Estoy cumpliendo mi sueño”, cuenta.

Moisés Castro en el volcán Láscar, región de Antofagasta

Donde todo comenzó

El highline es una disciplina que combina equilibrio, concentración y valentía, desafiando la gravedad en alturas vertiginosas. A grandes rasgos consiste en caminar sobre una cinta de 2,5 centímetros de ancho tensada entre dos puntos en altura.

Sus orígenes se remontan a principios de la década de los ’80 en Yosemite, Estados Unidos, cuando escaladores de montañas, aburridos mientras esperaban que el tiempo mejorara, conectaron sus implementos a árboles y comenzaron a practicar su equilibrio, naciendo así el slackline.

El slackline, que se practica más cerca del suelo, es practicado tanto en Chile como en el mundo, siendo común en las ciudades ver a personas saltando sobre estas cintas en plazas o parques. Sin embargo, en un momento la disciplina evolucionó gracias a aventureros que buscaban nuevas alturas, dando paso al highline.

¿Cómo llegaste al highline?
—Jamás imaginé que terminaría haciendo esta locura, pero todo comenzó con el esquí. Yo me enamoré de inmediato del esquí, fue una conexión desde el primer día y aquí le debo mucho a mi tío, ya que él fue el que me lo inculcó. Creo que ahí partió todo, eso me guio y cambió mi vida para siempre.

Del esquí pasó a la escalada deportiva y de ahí naturalmente al slackline, disciplina que practicaba en Viña del Mar. “Me inicié en Viña, donde está el parque de slackline más grande del país, ubicado en la Playa del Deporte, el cual lo gestiona el Club Libera Tu Mono, que es el primer club de slackline de Chile”.

Luego viajó a Andorra para ejercer como instructor de esquí. Ahí no podía practicar slackline, ya que no conocía personas con las que pudiera compartir esa pasión, pero inesperadamente, durante una expedición a los Alpes, se topó con un festival de highline.

“No tenía nada de experiencia de highline, pero fuimos, no contactamos con los organizadores, les dije que era montañista, escalador y que me gustaría participar y me invitaron. Me enseñaron de todo, me iniciaron en el deporte y pensé que esto era lo que por mucho tiempo estuve esperando”, recuerda.

El highline lo ha llevado a impresionantes lugares como Saint-Jean-d’Arves en Francia, Cabo da Roca en Portugal y Gadmen en Suiza. En España lo ha practicado en sitios como Salt de Sallent, Oliana Coscollet y Espadelles Margalef.

¿Cómo te sientes cuando estás en la cinta a muchos metros de altura?
—Las primeras veces, pese a que normalmente no soy miedoso en estos deportes, sentía que mis manos transpiraban, el corazón me latía rápido y tenía una sensación de ansiedad. Gestionar estas sensaciones al principio es  complejo, pero ya luego con la experiencia, no es que el miedo se vaya, pero comienzas a gestionarlo. Esta disciplina es super mental. Si estás pensando mucho en un problema o estás muy excitado, la línea siempre te va a decir ‘sal de ahí y vuelve al presente’. Es como estar meditando, haciendo yoga, donde tienes que estar muy concentrado, sintiendo la línea, tu cuerpo y tu entorno.

“Al final se transforma en una práctica super linda que te hace conectar con la naturaleza y ahí está lo enriquecedor. Te lleva a buscar tu equilibrio a nivel mental, psicológico, de no estar pensando tonterías y estar conectado con lo que estás haciendo. Y lo bonito es que esto después tú lo puedes traspasar a tu día a día”, explica.

¿Alguna vez has sentido temor?, ¿has vivido alguna situación al límite?
—Situaciones en las que yo haya sentido que mi integridad pudiera haber estado en peligro, la verdad es que no, porque debido a mi experiencia soy bastante metódico en el sentido de que hay que hacer las cosas bien, organizarse y prevenir la mayor cantidad de peligros posibles. Sí que he estado en situaciones más extremas, pero no llegar a un punto de decir ‘me arriesgué, pasé un peligro’, ya que con base en la gestión del riesgo uno va siempre evaluando todos los aspectos posibles y vas tomando decisiones.

El señor de las alturas

El chileno ha brillado en Europa gracias al highline, llegando a ser entrevistado por reconocidos medios españoles. El primero que lo contactó fue El Mundo a raíz del ruido que estaba generando junto a sus compañeros, ya sea en proyectos, festivales y otras instancias en España. Luego, Antena 3, uno de los canales de televisión más importantes del país, lo bautizó como “el señor de las alturas”.

Me da un poco de vergüenza porque no estoy acostumbrado a que me pongan estos nombres tan de fantasía, ni tampoco salir en estos medios tan importantes”, reconoce Moisés.

“Me ha impresionado bastante, pero al mismo tiempo me pone como muy contento, no solo porque me pongan un nombre o porque me quieran encasillar en esto, ya que también me alegra mucho que estos deportes que son super desconocidos estén saliendo a la luz y llamando la atención”, añade.

Pic Negre, Andorra

¿Qué metas tienes para el futuro?
—Uno de mis grandes desafíos sería romper la barrera de los 7 mil metros en el highline y eso solo se puede lograr en los Himalayas. En Chile también todavía quedan cosas interesantes que hacer, ya que como este deporte es tan nuevo, todavía los límites en Chile están recién empujándose y ahí tenemos una calidad impresionante en relación con la montaña. Tenemos un parque de diversiones infinito, ya que nada está escrito y todavía falta mucho por hacer.

¿Qué te ha dado el highline?
—Cuando partí nunca pensé a lo que me llevaría, pero la verdad es que estoy alucinando con todo lo que ahora se me está dado, sobre todo aquí en Europa. Yo cada vez estoy más tiempo en Europa y menos en Chile, y una de las razones es porque aquí la visión que hay del deporte y la montaña está mucho más desarrollada, y es una pena que en Chile no.

El chileno piensa que la situación es difícil no solo para los deportistas de montaña, ya que hasta para los deportistas de elite de disciplinas más tradicionales y olímpicas: “Es una odisea poder dedicarse al deporte, hay que estar consiguiendo recursos por todas partes, es super difícil entrenar y pasa mucho que los grandes talentos de Chile terminan yéndose para afuera y yo siento que a mí me ha pasado un poco similar”.

“Aquí en Europa se ha dado todo para que pueda dedicarme de lleno a mi pasión. Tengo algunos auspiciadores que me apoyan, puedo vivir enseñándolo, me han contactado para hacer espectáculos en altura y puedo realizar mis expediciones con otros atletas de alto nivel. Si bien es difícil estar tanto tiempo lejos de casa, acá se me han abierto todas las puertas y me siento feliz porque estoy cumpliendo mi sueño. La vida es una sola y las oportunidades hay que tomarlas“, concluye.

 

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