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TEXTO: PATRICIO PÉREZ O. / FOTOGRAFÍAS: PAULA AGUILERA C. 

En el mundo de la música, Weezer aparece como una banda que sigue colores propios, en un mundo que ha sabido apreciar su trabajo con el paso de los años, tras diversos contratiempos y malos entendidos.

Herederos del espíritu adolescente de bandas como Pixies, The Beach Boys, Big Star, The Cars y Cheap Trick, los liderados por Rivers Cuomo han seguido en la ruta siguiendo un solo camino: el de permanecer fieles a sus seguidores, con canciones entretenidas y conmovedoras, que conectan con esas emociones que se expresan en solitario, en la seguridad del hogar.

Aquellos que se vieron reflejados en éxitos como Undone (The Sweater Song), In The Garage o Perfect Situation en estos años fueron los que llegaron al debut del cuarteto estadounidense en el Movistar Arena. Una cita que empezó como un karaoke colectivo y terminó con más de un fanático sin camiseta liberando las emociones contenidas durante años.

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En un escenario sin grandes recursos más que el luminoso logo del grupo, la energía de Weezer queda en manos de su líder, un músico que mantiene su look nerd universitario desde los ’90 y cuya timidez queda de lado durante los solos de guitarra y cada vez que invita al público a sumarse en las canciones más coreadas del show: Buddy Holly, Island in the Sun, Pork and Bean y Say It Ain’t So.

De paso, el vocalista disfrutó al hablar en español las pocas palabras que aprendió en estos días. “Ustedes son la raja”, comentó al cierre de Perfect Situation. 

El repertorio fue casi ideal para un público que, en su mayoría, dejó la adolescencia hace un buen rato: ocho de las canciones que sonaron pertenecen al emblemático debut del grupo, The Blue Album (1994), mientras que de su material más reciente solo figuró The End of the Game, primer single del disco que lanzarán el año que viene (Van Weezer).

A la vez, el cuarteto remarcó su propia memoria adolescente con cinco clásicos (y un bonus entre medio) de bandas eternas del rock y pop del siglo XX, entre ellas Paranoid (Black Sabbath) y Take on Me (A-ha), todas presentes en The Teal Album (su disco de covers lanzado este año), además de Lithium (Nirvana) y una cita a Longview de Green Day. También, al momento del bis, los cuatro músicos interpretaron una versión doo-wop de Buddy Holly, que fue como ver a los Borbotones en vivo.

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Tras varios años de espera, el debut de Weezer en Chile significó un golpe de alegría para sus fanáticos, no solo por la oportunidad de cantar sus canciones favoritas, sino también por la instancia de vivir en comunidad todo aquello que representa el grupo: ese lado emo que fluye con las vivencias personales que parecen injustas, la diversión y las penas que desde siempre se han enfrentado con una guitarra y tres o cuatro acordes.

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