Por Valeria Barahona

El poeta porteño radicado en Colombia, Enrique Winter, lanzó hace poco “La gentrificación del cielo”, una antología de su obra a los prematuros 35 años, centrada en cómo es abrirse paso en el mundo literario, con pocos versos, casi nulos contactos y musas fugitivas. Sin embargo, Winter hace un par de años vivía en Cerro Alegre, Valparaíso, sector conocido por sus hoteles boutiques y tiendas de diseño.

La gentrificación es “un terreno súperpoblado. El término viene del ‘gentry’ inglés, es decir, la alta burguesía que invierte en barrios degradados, aumentando los precios y con ello
expulsando a los habitantes originales”, explica Winter lo que podría verse como una tragedia, “pero también como una oportunidad, como todas las tragedias, en la medida que haya diálogo social, que se regule, congelando el valor de los arriendos, por ejemplo”.

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Al transformarse el verso en un territorio exclusivo administrado por pocos, el porteño de ojos verdes dice que “me interesa andar de meteco por la poesía, un extranjero sin derechos ciudadanos, porque viene siendo hora no de bajar nuevamente del Cielo con (Nicanor) Parra, quien quería que bajáramos sangrando por la nariz ni volver a subir con Maquieira, sino más bien gentrificarlo. Tomarlo”.

“Yo prefiero que bajemos toqueteados, como las parejas de estudiantes en los parques”, dice.

—Una vez te estaba pelando con alguien y me dijo “es que ser cuico en Valpo es un pecado muy grande”. ¿Qué piensas de eso?
—Sobre ser o no ser cuico, perdí demasiado tiempo, aunque fuera poco, aclarando biografías fuera de las poéticas propuestas. Sigo creyendo en la poesía como creación colectiva. Si
piensas en una obra que te interese, lo más probable es que haya varios más poniéndole presión (al tema).

—Al leer “La gentrificación del cielo” me llamó la atención un verso que dice “se fue con la primera cuica que lo pescó”.
—Ese poema me gusta. Creo que es de esas verdades incómodas, la veo como eje de varias novelas contemporáneas y nadie parece escandalizarse. Yo sí. Ahora, sobre las clases
sociales, hay que ser muy ingenuo para no darse cuenta cómo el mundillo literario de cada uno de nuestros países (Winter contesta esta entrevista desde la Universidad de Los Andes, en
Colombia, donde actualmente hace clases) lo dirigen unas pocas familias a las que, evidentemente, no pertenezco ni conozco. En Colombia es igual, nadie le da palos a los chicos que de verdad deciden, sino a los que parecemos cuicos, jajaja.

—¿Has sentido ese desplazamiento debido a los contactos? Porque quizás también es una forma de gentrificación: vamos a publicar a nuestro barrio/amigos/contactos.
—Sí (ríe), se siente en términos personales, pero de verdad no importa nada para la escritura.

“La gentrificación del cielo” reúne poemas de “Soltar la cuerda” (2002), “Atar las naves” (2003), “Polaca” (2006), “Rascacielos” (2008), “Guía de despacho” (2010) y “Lengua de señas” (2015), en un tiraje de 500 ejemplares hecha por Editorial Aparte: “Me alegra ser leído fuera del mundillo”, dice riendo.

Además, Winter se ganó el Premio Pablo de Rokha, escribía de libros en El Desconcierto y participó en la traducción de “Zumbido”, de Emily Dickinson.

“Creo que la literatura funciona más desde la empatía que desde el autoconocimiento, en tiempos donde parece primar la autoficción. A través de la escritura llegamos a zonas
desconocidas para nosotros mismos y creo que el camino es el otro. Como decía Borges, ajedrez es lo único que no se puede nombrar si se escribe sobre ajedrez”.

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—¿”No me digas q está lloviendo, hazme sentir la lluvia” (santo y seña de Mauricio Alarcón, editor de Revista Domingo)?
—Sí, es paradójico. Nos demoramos tanto en aprender a matar al autor en poesía y, quienes escribimos en varios géneros (Winter tiene una novela: “Bolsas de basura”), caímos en cuenta
que para la narrativa el autor estaba tan vivo que incluso mata a los personajes.

“Mójame, mejor.
“Oler (la lluvia), saborearla. ¡Oírla!”

—No “escribir con condón”, como dices en el libro.
—Demoré algunos años en usar el condón donde correspondía y no aquí.

La gentrificación del cielo
Enrique Winter
Editorial Aparte
110 páginas
Precio de referencia: $9.000

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