Por Bruno Delgado

El debate de las películas injustamente ignoradas por los Oscar inició el mismo 16 de mayo de 1929, cuando el hotel Hollywood Roosevelt le abrió las puertas a la primera ceremonia de los premios que destacaron a lo mejor de 1927 y 1928. Y sólo basta mirar ese mismo año para tener una idea: Pese a que Wings se llevó la estatuilla a Mejor Película, es Sunrise de F.W. Murnau la que está entre las más grandes de la historia y ni siquiera compitió en esa categoría, pero al menos se llevó un reconocimiento.

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Juego de omisiones y galardones que se ha repetido en cada una de las 92 ediciones realizadas de la entrega de premios, dejando de lado títulos que han formado parte de las selecciones más importantes por obras prontamente olvidadas (aunque no siempre, hay excepciones). Acá una selección que demuestra que no es necesario tener una estatuilla de oro para ser una de las imprescindibles.

1. City Lights (Charles Chaplin, 1931)

Partamos este recorrido con una de las grandes omisiones de la historia. De los más de 70 títulos de Charles Chaplin, sólo por Candilejas ganó un Oscar, en 1973 por Mejor Banda Sonora Original (21 años tras su estreno). No fueron bien vistas por la Academia a nivel competitivo ni El Circo, Tiempos Modernos o El Gran Dictador. Pero otras ni siquiera fueron nominadas, ese es el caso de Luces de la Ciudad (City Lights), una de las películas más bellas de la historia y uno de los puntos altos de la carrera de uno de los reyes del cine mudo. Acá, el vagabundo interpretado por Chaplin se enamora de una chica ciega que vende flores y hará todo lo posible por ayudarla a reunir el dinero que necesita.

2. Vertigo (Alfred Hitchcock, 1958)

Por décadas fue conocido como el maestro del suspenso, aunque su aporte al cine no se reduce a ese género (y ya hubiera sido suficiente). Aunque ahora parezca difícil de creer, Hitch en su época fue bastante menospreciado. De hecho, fue en Francia donde le reconocieron su genio, pero esa es otra historia. De los casi 50 largometrajes, Vértigo (Vertigo) es sin duda uno de los más influyentes y sólo fue nominado a Mejor Sonido y por lo que hoy sería Mejor Diseño de Producción. El entramado en el que se ve envuelto el detective Scottie (James Stewart) investigando a la misteriosa Madeleine Elster (Kim Novak) es legendario y fuente de inspiración para varias generaciones de artistas. Pero Vértigo no está sola en la galería del desdén: Ni Psicosis, Con la Muerte en los Talones, La Soga, Encadenados, Crimen Perfecto o La Ventana Indiscreta ganaron un Oscar. Incluso, en la Academia fueron tan mezquinos que por Rebecca, ganadora a Mejor Película y Fotografía, le negaron su más que merecida estatuilla a Director.

3. The Searchers (John Ford, 1956)

El western es sinónimo del cine de la época de oro de Hollywood y tiene grandes exponentes, lo que supondría que abundan en la galería de los Oscar, pero nada parecido. Por años se concibió como un género menor que hizo sonrojar a la Academia, aunque años después de su apogeo la nueva camada de directores de los ‘60 y ‘70 se encargaron de revalorizarlo. Y entre las grandes historias que ni fueron consideradas, Más Corazón que Odio (The Searchers) de John Ford surge como paradigma. Este relato crepuscular sobre un ajado John Wayne que volvía tras la guerra de secesión en EE.UU. es hoy una de las mejores puertas de entrada al cine del medio oeste, y su influencia está en todas partes, incluido en el presente: desde Logan y Kill Bill a Breaking Bad. Y tal como en los casos anteriores, nombres fundamentales en la filmografía de Ford como Las Uvas de la Ira, La Diligencia, Pasión de los Fuertes y Un Tiro en la Noche, tampoco se llevaron el premio a Mejor Película, aunque digamos que -al menos- la competencia era formidable.

4. Sunset Boulevard (Billy Wilder, 1950)

La promiscuidad con la que Billy Wilder saltaba entre géneros y temáticas, dejando obra maestra tras obra maestra en su fértil camino, lo ha hecho imprescindible, pero también inclasificable, algo siempre difícil de lidiar para los medios, pero su nombre está presente en letras grandes en la edad de oro de Hollywood y, a diferencia de otros contemporáneos, sí obtuvo un mayor crédito. Entonces ¿por qué estamos hablando de él? Porque su vanguardista El Ocaso de una Vida (Sunset Boulevard) resume en gran medida lo mejor del cine de los ‘50: En esta pieza fundamental del cine negro seguimos a un guionista venido a menos (William Holden) que cuenta su historia una vez muerto y que su destino es sellado una vez se cruza con una estrella del cine mudo caída en desgracia (monumental Gloria Swanson). Un relato que es a la vez una mirada cínica de la industria, una reflexión del arte y el paso del tiempo, y un adrenalínico thriller por el que, vaya paradoja, no pasan las décadas.

5. The Shining (Stanley Kubrick, 1980)

Los fans de Stanley Kubrick se podrían dividir en tres: Los que tienen a El Resplandor (The Shining) como su película favorita, los que la tienen en la parte baja de la filmografía y quienes creen que -pese a todo- es un crimen que no haya recibido ni una nominación en los Oscar de 1981. La memorable actuación de Jack Nicholson y los misterios que se escondían en cada giro que daba Danny Lloyd por el Hotel Overlook aún acechan a varios. Pero este desprecio de la Academia fue constante en la carrera de Kubrick: sólo ganó un premio, por Efectos Especiales por 2001: Odisea del Espacio. ¿Senderos de Gloria, Espartaco, Full Metal Jacket Eyes Wide Shut? No fueron nominadas a Mejor Película. ¿Dr. Strangelove, Barry Lyndon y La Naranja Mecánica? Al menos compitieron entre las mejores, pero, por supuesto, no ganaron.

6. Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976)

Los ‘70 fueron años de experimentación y de recambio de nombres en Hollywood. Uno que grabó su nombre fue Martin Scorsese, quien noqueó a la crítica y al público con Taxi Driver. Pese a que compitió en Mejor Película, Actor, Actriz de Reparto y Banda Sonora, no se llevó nada. Pero por suerte podemos decir que Travis Bickle ganó la pulseada: Hoy es un clásico ineludible y una pieza de estudio que se mantiene vigente tanto por su mirada de la descomposición social como por ese Nueva York sucio e ignorado, filmado con la rabia contenida y la admiración incondicional del lente de Scorsese, quien condensó el hastío de toda una generación en la mirada de Robert De Niro.

7. Blade Runner (Ridley Scott, 1982)

“He visto cosas que no creerías”, como que Blade Runner no ganó ningún Oscar, podría decir el replicante Roy Batty. Si hablamos de películas que marcaron época, el viaje sci fi que le regaló Ridley Scott al planeta cinéfilo no podía quedar fuera, porque no podíamos cometer el mismo error que la Academia en 1983. Blade Runner estableció el imaginario del retrofuturismo para el gran público, le abrió las puertas al cyberpunk y a una ciencia ficción estrechamente cercana al existencialismo. Cierto es que icónico no siempre es sinónimo de gran calidad, pero en este caso alguna nominación más allá de Mejores Efectos Visuales y Diseño de Producción (¡que no ganó!) estaban más que justificadas para esta historia de cine negro espacial con Harrison Ford, Sean Young y Rutger Hauer.

8. Reservoir Dogs (Quentin Tarantino, 1992)

Tal como Lionel Messi, el brasileño Ronaldo o Diego Maradona marcaron el inicio de la vida futbolera de algunos hinchas, para algunos cinéfilos su despertar cinematográfico fue Quentin Tarantino, por lo que es difícil para muchos creer que su ópera prima no fue siquiera considerada en los Oscar. Perros de la Calle (Reservoir Dogs) no es perfecta y la caligrafía visual del debutante se nota, pero muchas películas son nominadas y hasta premiadas por mucho menos. Por fortuna, el brío tarantinesco sí fue mejor apreciado en Pulp Fiction y hoy cada título es un acontecimiento. ¿El tiempo le dio la razón? Puede ser, pero lo cierto es que gracias al desprecio, Reservoir Dogs tiene un poco de la mística de un debut maldito.

9. Seven (David Fincher, 1995)

Puede que hoy haya quienes agradezcan que Pecados Capitales (Seven) no tenga ningún Oscar, ya que la participación de Kevin antes de que se convirtiera en Spacey puede teñirla, pero sin dudas esta fue la cinta que comenzó a pavimentar el ascenso de David Fincher al cielo de Hollywood (aunque siga sin ganar un Oscar). El dueto actoral de Brad Pitt y Morgan Freeman como una inolvidable pareja de detectives, uno primerizo y el otro en retirada, obligada a trabajar en un último caso nos presenta ante una maldad tan oscura pero que pocas veces ha cautivado-espantado-escandalizado como ésta. Lo positivo es que el cine de Fincher de todas maneras ya tiene su página en los libros de historia con Zodiac, La chica del Dragón Tatuado, Fight Club, la menospreciada Panic Room y por supuesto Red Social.

10. Mulholland Drive (David Lynch, 2001)

De todas las películas y filmografías mencionadas, la de David Lynch fácilmente es la más discutida en términos de Oscar, aunque haya pocas dudas de su genio. Una de las exhibiciones de lo mejor de este director se puede encontrar en Mulholland Drive, un rompecabezas sobre los sueños rotos de una aspirante a actriz (Naomi Watts) que al llegar a Hollywood conoce a Rita (Laura Helena Harring), una mujer que se olvidó de quién era. Ambas intentarán reconstruir su identidad aunque se terminen perdiendo ellas mismas en el camino. Esta suerte de pesadilla filmada más interesada en las preguntas que en las respuestas continúa develando sus secretos visionado a visionado. Pese a que fue mucho para la Academia, suele permanecer entre lo mejor del siglo XXI.

11. The Master (Paul Thomas Anderson, 2012)

Si de algo sabe la Academia es de reconocer a los grandes cuando ya es tarde y con 92 ediciones en el cuerpo parece que no han aprendido la lección. Paul Thomas Anderson (PTA, en el circuito) tiene algunas de las películas más contundentes de lo que va del siglo y es un habitual en las nominaciones, pero se le sigue escapando el principal. Y podríamos hablar de The Will Be Blood (ocho nominaciones/dos ganados) o Phantom Thread (seis nominaciones, uno ganado), pero la desconsideración con The Master (tres nominaciones) fue casi un bochorno. Las feroces interpretaciones de Joaquin Phoenix, Philip Seymour Hoffman y Amy Adams en este drama sobre la violencia y los traumas, la sumisión y el poder dan vida a un film hipnótico al que, a decir verdad, ni un Oscar le hace falta para ser de las obras cumbres del cine contemporáneo de EE.UU.

La ceremonia de los premios Oscar será emitida por Chilevisión este domingo 25 de abril a las 20:00 horas con la conducción de Jean Phillipe Cretton.

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