Soy Constanza Schönhaut (32), convencional por el distrito 11.
En los primeros días, cuando no estaban las condiciones ni técnicas ni sanitarias, fue frustrante. Una nueva Constitución es el anhelo de millones y la displicencia del gobierno ha sido impactante. Con todo, por mi experiencia política sé lo difícil que es levantar un espacio desde cero, requiere procesos y decisiones para definir las reglas del juego y me doy cuenta que avanzamos. Han sido días de trabajo muy intenso, sin parar.
La presidenta Elisa Loncón, y el vicepresidente Jaime Bassa han sido fundamentales en este proceso. Han sido el sostén de la Convención en un contexto de abandono y mala administración por parte del ejecutivo. Tienen un liderazgo natural y complementario que con capacidad de trabajo y escucha han logrado aunar visiones y representar certeramente a la convención
Estoy muy contenta y esperanzada de cómo ha ido avanzando el proceso. Es un espacio muy representativo. Hay colaboración, diálogo y una amplia mayoría que pone a disposición sus experiencias y su trabajo para que este proceso salga bien. En cuatro semanas ya tenemos constituidas 8 comisiones, con audiencias públicas abiertas y un plazo acotado para presentar reglamentos, eso es una buena señal.
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Esperaba que los problemas técnicos que tenemos, ya se hubiesen reconocido y eso no ha pasado. A propósito de las gestiones que ha realizado la mesa con distintas instituciones, órganos del Estado y funcionarios, se ha ido normalizando de a poco el trabajo de la Convención. Sin embargo, siguen deficiencias en asuntos que debieron haber sido cubiertas por las licitaciones y contrataciones que hizo la Segpres, como habilitación de espacios, transmisión online, sistema de votación.
Lo más valioso han sido los espacios en que ponemos en común las diferentes visiones, dialogamos y construimos acuerdos, como ha sido especialmente la dinámica en la comisión de participación popular que es donde participo.
Creo que existe aún un desafío pendiente por parte del Gobierno de ponerse a disposición de colaborar con la Convención y no de obstruir ni intentar desprestigiar como lo sigue haciendo.
Por un lado, está el enfoque feminista, que nos permite relevar el principio de cuidados de personas, comunidades y medioambiente como eje rector del debate. Por otro lado, tenemos la inclusión, para visibilizar y dar voz a sectores históricamente excluidos, como niños, niñas y adolescentes, personas con discapacidad, personas mayores. Y finalmente, el enfoque democratizador, que debe orientarnos hacia la distribución del poder en todas sus dimensiones.
Las feministas nunca la hemos tenido fácil, siempre tenemos que empujar para que se comprendan que nuestras exigencias no son un asunto solo de mujeres, sino una visión de sociedad que nos hace bien a todos, todas y todes.
Un desafío es lograr darnos una forma de trabajo calendarizado que nos permita avanzar a un ritmo armónico con la participación y el plazo que tenemos para redactar la nueva constitución.
Queremos lograr un país de derechos sociales garantizados, donde las labores de cuidados son reconocidas y distribuidas socialmente. Un país donde nadie se queda sin un vaso de agua por el funcionamiento de una minera, donde nadie tenga que actuar a escondidas para interrumpir un embarazo. Me imagino una democracia sana, que da voz a las personas y comunidades de cada rincón de Chile, sin la herida de la marginación que nos dejó la dictadura.
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