“Es muy diferente. Una prostituta es una persona real. Puede juzgarte por tu apariencia o por las fantasías que tienes”, explica uno de los clientes del burdel Lumidolls, en Turín, Italia, a quien sus amigos le pagaron una sesión para su cumpleaños.

“Le pareció bastante divertido, en realidad. No lo vio como una infidelidad. Ser infiel implica emociones y esto, en cambio, fue sólo físico”, agregó tras explicar la apreciación de su pareja.

Quizás sea una opción para la soltería en San Valentín. Es así como hombres y mujeres -incuso parejas- pagan en Europa por el servicio extravagante de una muñeca sexual sin vida. Pueden escoger sus características físicas, la vestimenta y cómo ambientar el encuentro.

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Son las nuevas opciones para la satisfacción sexual y la evolución de las muñecas inflables. Fueron bautizadas como las Sex Doll y cada vez son más solicitadas. Además, el servicio que entregan en la cadena de hoteles Lumidolls tiene semejanza con su concepto. “Lumi”, en jerga, corresponde a prostituta y la palabra “dolls” a muñecas, en su traducción.

Ya con tres burdeles Lumidolls en Barcelona (España), Moscú (Rusia) y Turín (Italia) los servicios, por parte de otras marcas, se han ampliado incluso hasta el continente americano, en Toronto, Canadá.

Sin embargo, el debate se avivó una vez que agentes fronterizos incautaron 123 muñecas de silicona con aspecto infantil. De esta manera la policía inglesa dio con el paradero de decenas de pedófilos de los que hasta ese entonces no se tenía conocimiento. Es por eso que en Canadá se les exige una altura mínima para que no parezcan infantiles.

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“Es un juego, nada más. Son fantasías para los hombres”, dijo Christopher, gerente de Lumidolls ante el aspecto “teenager” de algunas muñecas.

Una terapia para parejas y solteros

La posesión de las muñecas sexuales no es ilegal y tampoco su servicio. Para algunas personas es considerada como un mero un juguete sexual para la satisfacción personal y para otros un problema ético.

Otra de las preguntas que inquieta es sobre el higiene de estas muñecas, que antes de cada sesión son desinfectadas con jabones antibacterianos, asegura el prostíbulo. Pese a esto, recomiendan el uso de preservativos para facilitar su limpieza.

Lumidolls ofrece distintos servicios que aumentan su tarifa según el tiempo del encuentro. Las sesiones pueden valer desde los 80 euros la media hora (unos 60 mil pesos chilenos) hasta los 170 euros (127 mil pesos chilenos) las dos horas.

“Ayudaría a un montón de personas solitarias en el mundo que simplemente no tienen la capacidad de salir y socializar”, explica Dean en una entrevista a BBC Mundo, un hombre que tras su divorcio optó por tener a una muñeca como su nueva compañía.

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