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Se debe ser muy arriesgado o fanático para lanzarse a las heladas temperaturas del “manto blanco”.


En Minnesota este par de jóvenes no encontró nada mejor que aprovechar la gran cantidad de nieve caída, pero no para hacer ángeles ni monos de nieve, sino que se lanzaron hacia ella y comenzaron a nadar. Una actividad bastante rara, la cual los pudo hacer tomar un resfriado.

Algo curioso, pero como reza el dicho “en gustos no hay nada dicho”.

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