Esta ocasión el Director de la Escuela de Publicidad de la Universidad Diego Portales, Cristián Leporati, nos habla sobre la “Comunicación que rompe las reglas”.
En relación a esto, Chile continúa siendo un país conservador y eso afecta en la innovación en muchos aspectos. Según el Índice de Innovación Global 2018, el país está fallando en generar las
condiciones para provocar innovación y sus resultados. Para Global Innovation Index 2018 los 5 líderes a nivel mundial son Suiza, Países Bajos, Suecia, Reino Unido y Singapur. El ranking de Global Innovation Index considera a 130 países y los somete a 80 indicadores. A pesar de que la percepción y los estudios nacionales dicen lo contrario, según esta medición, Chile es primero en Latinoamérica y El Caribe. Lo siguen Costa Rica y México. Pero la percepción conservadora del país se relaciona a temáticas sociales, religión, valores, la concepción de lo que está bien y que está mal, la opinión frente al aborto, la comunidad LGTB, etcétera.
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Mientras que, los indicadores internacionales consideran, mercado, desarrollo de nuevas tecnologías, investigación, etc. Aspectos en que nuestro país, efectivamente, sí ha tenido un gran avance. Sin embargo, son los aspectos valóricos los que se relacionan directamente con la comunicación que debe hacer una empresa al momento de vender un producto.
¿Qué pasa cuando una marca rompe las reglas?
Una de ellas es Nike. Si consideramos que el 82% de las mujeres mexicanas reporta que le han mirado lascivamente y a otro 81% le dijeron piropos ofensivos, se presume que la violencia machista sacude fuertemente este país. Nueve mujeres son asesinadas cada día y seis de cada 10, incluidas menores de edad, aseguran haber sufrido algún tipo de violencia, según datos de ONU Mujeres.
Otro comercial es uno relacionado con la eutanasia. En nuestro país, la prohibición esta políticas queda regulada de forma específica en dos de los artículos de la Ley que regula los Derechos y Deberes que tienen las Personas en relación con Acciones vinculadas a su Atención en Salud, de 2012. En la práctica, la ley establece que: si una persona padece, por ejemplo, un cáncer terminal o cualquier otra enfermedad crónica y degenerativa puede renunciar a someterse a una quimioterapia u otro tratamiento que alargue su vida de forma artificial. En este caso, no se trataría de una
aceleración artificial de la muerte, sino seguir la degradación natural del propio cuerpo, hasta que llegue la muerte.
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