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Aprovechar todo el potencial que tiene el cielo nacional es el desafío que tiene por delante el astroturismo en Chile y que con el eclipse solar total que se vivirá este 2 de julio obtendrá una gran visibilidad.

Actualmente en nuestro país existen 27 observatorios astroturísticos, de los cuales la mayoría son privados. Uno de esos atractivos turísticos es el Observatorio Pailalén, inaugurado en 2011 en el cajón del Maipo. Ahí, los placeres astronómicos se mezclan con los del paladar, ofreciendo toda una experiencia para los sentidos.

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“Lo que tratamos de hacer acá es dar una experiencia que nos permita mostrarle a la gente que hay algo más allá, que somos parte de algo mucho más grande. Que entendamos donde estamos”, comenta Gastón Trejo, astroguía del observatorio.

Una oferta que lamentablemente aún no es del todo aprovechada por quienes visitan nuestro país.

Según datos de la Subsecretaría de Turismo, de los casi 6,5 millones de turistas que llegan a Chile en 2017, sólo el 1% visitó el observatorio. A la fecha, 260 mil habitantes han visto desde los observatorios turísticos nuestros cielos, cifra que se espera llegue a 750 mil en 2025.

“Los brasileños tienen mucho interés en venir a vernos, pero el resto de los países no saben ni siquiera que existimos. Sólo lo asocian a la astronomía científica”, apunta Valeria Cortínez, encargada de marketing del observatorio Pailalén.

Dar a conocer todos los atractivos que tiene para ofrecer a los turistas el astroturismo es el norte de la industria. Un proceso que ya vivió con uno de los puntos fuertes del turismo nacional.

“Nuestros vinos son reconocidos en el mundo y el turista quiere venir a vivir una experiencia en esos valles vitivinícolas, pero hace 10 años no era un producto consolidado, lo mismo está sucediendo con el astroturismo“, reflexiona Mónica Zalaquett, subsecretaria de Turismo.

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Incluso, hay quien mezcló estas dos atracciones de forma literal. Hablamos del inglés Ian Hutcheon, quien fusionó la enología con la astronomía, llevando el sabor del cielo a una botella.

¿Cómo? Creando el primer vino hecho a base de meteorito en San Vicente de Taguatagua, donde instaló un observatorio y tiene una sala en la que las barricas son atravesadas por ondas captadas de Jupiter y otros planetas.

El astroturismo tiene mucha más potencia que el enoturismo. Hay muchos países que pueden hacer enoturismo independiente de su clima, el astroturismo es más complejo. Tienes que tener buenos cielos estables y Chile lo tiene”, subraya Hutcheon.

El 40% de la infraestructura de observación astronómica del planeta está instalada en Chile y se espera que esa cifra llegue al 70% en la siguiente década. El desafío está en cómo lo aprovechamos.

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