Por Joan Xavier Alemany

Llegué tarde a Shovel Knight. Supe que era un fenómeno cuando la comunidad pedía con locura su inclusión en Super Smash Bros. 4 y, luego, cuando finalmente fue incluido como Assist Trophy en Smash Bros Ultimate. Ahí fue cuando cruzó el umbral.   

La inclusión en Ultimate se trataba no sólo de un sueño cumplido para los fans del título de onda retro lanzado en 2014, sino que también de un hito remarcable para una de las franquicias más poderosas de Nintendo: el personaje principal de Shovel Knight fue el primero de una saga indie en aparecer en Smash Bros.  

Con ese impulso, sumado a la llegada de la compilación definitiva Shovel Kinght: Treasure Trove a Nintendo Switch (y el resto de las consolas de la actual generación) en diciembre de 2019, era hora de darle un intento.  

Como en los años dorados 

No hace falta decir que la estética de Shovel Knight busca sintonizar en gran medida con la nostalgia de los juegos de aquella brillante y pixelada oleada de mediados de los 90’ en NES y MS-DOS. Música, ambiente y diseño de niveles nos llevan décadas al pasado con una prolijidad destacable.  

Personalmente me recordó mucho a Monster Bash (1993) en lo visual: un tono sombrío e intrigante, con escenarios tipo “calabozo”, pero también fondos que salen del simple negro para describir un mundo exterior boscoso, nocturno y de amenazante intemperie.  

Fuera de las plataformas mismas, hay una inspiración completamente reconocible en el mapa de selección de nivel, que es prácticamente idéntico a lo que conocimos y amamos en Super Mario Bros. 3. Todo aquello ayuda a abstraerte y hacerte creer que estás jugando NES en lugar de una consola de última.  

Pero para hacer de un gameplay cuidado al detalle algo más, algo que llame verdaderamente la atención, hacía falta tener personajes con características que verdaderamente sean inolvidables. 

Y es así es como nos encontramos con Shovel Knight, un caballero cuya arma principal es una pala que no sólo te invita a pisar a los enemigos desde arriba cual Super Mario Bros., sino que también a cavar para encontrar tesoros ocultos que te permitirán invertir luego en mejores equipamientos.  

Es sumamente gratificante para los que son hábiles con el joystick poder explorar cada pantalla de cada nivel, primero visualmente buscando por una apertura o una textura ingeniosamente puesta de forma “curiosa” y luego llegando hasta allá en la expectativa de hallar un tesoro.  

Tal como antaño, esos momentos en los que dices “tal vez hayan programado un secreto aquí” en Shovel Knight casi siempre ocurren. Cada nivel está plagado de rincones ocultos que te dejarán acceder a cofres que te permitan encontrar más y más recursos, así como también los objetos necesarios para aumentar tu para tu energía o HP. Sólo basta llegar con habilidad.  

Ahí es cuando entramos de lleno a la dificultad que muestra la saga. Hay extremadamente pocos puntos en los que un ítem te ayuda a recuperar puntos de salud, así que cada error cuenta.  

A ello se le suma que morir no es gratis. Es más, es tremendamente doloroso desde el punto de vista monetario perder una vida, más aún cuando estabas a punto de llegar a un checkpoint porque, al igual como vienen haciendo los títulos de corte souls-like, donde caigas dejarás tirado todos tus recursos.  

Sí, todo ese oro que encontraste en una esquina oculta del escenario y que lograste recolectar en una secuencia irrepetible de puro skill, quedó tirado. Es bueno que puedas volver a recuperarlo al volver a visitar ese lugar donde moriste. Ahí estará flotando como “dinero muerto” listo para ser recogido.  

No obstante, ya que el dinero está en exactamente en el mismo punto en el que fuiste vencido, habrá verdaderos dilemas en los que deberás decidir en cuestión de segundos si vas con ambición a volver a intentarlo o si prefieres irte a la segura y seguir con tu camino para llegar al jefe sin sacrificar demasiado HP.  

Lo demás -en cada juego con algunas variables- es bastante estándar. Tiene algo de RPG en el sentido de que hay una progresión en el desarrollo del personaje al cual puedes ir equipando con distintos ataques mágicos -además de sus conocidos golpes físicos- junto con ir adquiriendo más HP, energía y armaduras de diferentes colores y que proporcionan distintos tipos de habilidades.  

Ese desarrollo es el que finalmente entrega al jugador gran versatilidad para pasar los niveles. Es decir, no hay una sola forma de llegar del punto A al B, lo que entrega varias posibilidades tanto para speedrunners como para quienes buscan pasarlo al 100% buscando la ruta más eficiente.   

Distintos ángulos

Aquí nos encontramos con 5 juegos que se pueden jugar en solitario o de manera cooperativa. El primero de ellos, el que comenzó todo: Shovel Knight: Shovel of Hope. En él te encontrarás con una jugabilidad basada en la intuición -que prácticamente siempre termina siendo el mejor camino- y presentará tanto la historia como los enemigos que, como habrás visto en la carátula, más adelante podrás controlar.  

Los demás tienen el espíritu spin-off en escenarios prácticamente calcados, pero las diferentes habilidades de los antagonistas (ahora protagonistas) brindan una nueva jugabilidad, además de la riqueza narrativa que significa entender lo que sucede detrás de ese rival que te causó tantos problemas.  

En Shovel Knight: Plague of Shadows controlas a Plague Knight, un alquimista y uno de los que deja el escenario plagado de trampas cuando lo enfrentas la primera vez. Con esos movimientos especiales puedes ir a batir el modo historia que tiene nuevos jefes y todas las bombas que le faltaban al héroe de la pala. 

Shovel Knight: Specter of Torment es mi favorito, comenzando por la historia que es una precuela al Shovel Knight original, lo que da una sensación de “revelación” conforme vas avanzando.  

Además, Specter Knight, el misterioso y afilado personaje de la guadaña, tiene una mecánica que lo cambia todo: el Dash Slash, que vendría siendo una arremetida en diagonal en medio del aire que te permite no solamente atacar, sino que trepar a lugares casi imposibles si tienes el timing y la agilidad mano-ojo para ejecutarlo varias veces en combinaciones.  

Eso y la habilidad de wall-jump que ya lo convierte en un juego casi puramente de habilidad y rapidez. Es la prueba perfecta para speedrunners.

 

Shovel Knight: King of Cards es una propuesta similar a las anteriores, usando al casi cómico King Knignt (hasta el nombre resulta sarcástico) tienes que superar niveles similares a los juegos anteriores pero con la gran variante de que hay un juego de cartas metido en él.

Los naipes son un juego con una estrategia en sí misma basado en la eliminación y desplazamiento de tarjetas con el fin de apropiarte con las gemas antes que tu oponente. Con un escueto tutorial, ya entras en la mesa.

Las partidas son bastante breves, por lo cual no es tan predominante en el gameplay de la precuela, pero sí necesitarás una maestría en aquello para seguir avanzando con comodidad y obtener la información de la trama de tus rivales.

Incluso tienes una colección (naipeteca) y construcción estratégica de los mazos, tal como si fuera un TCG de primera línea. Algo más para extender la vida útil del juego.

Por último, Shovel Knight Showdown entrega un modo versus que va al grano, usando desde luego las mismas habilidades que cualquiera que haya jugado un par de horas ya tiene dominadas. Es simple, eficaz, pero nada del otro mundo.  

El combate es ridículamente frontal, en medio de objetos que circulan sobre el escenario. La dinámica es conocida: ocupas las armas que cada uno de los personajes de la saga tienen a su disposición para acabar con la vida del rival, gatillando infinitas posibilidades al jugar localmente con amigos. 

Tiene, además, un modo historia que conviene explorar para tener más aristas si la narrativa de diálogos te sedujo en los títulos anteriores. Hay mucho para complementar que está oculto en Showdown.

Finalmente, si hay algo que sirve como denominador común en todos estos títulos es que los programadores de los niveles hicieron un esfuerzo máximo por dejarlos pensados al detalle.

No es un Super Mario Maker hecho por cualquiera, repleto de enemigos con trayectorias incontrolables infestando la pantalla. Todo lo contrario, cada enemigo está puesto en un punto preciso, como si el programador supiera que ibas a caer ahí, tanto así que siempre hay un combo que te permite superar un escenario saltando en cadenas eternas y cayendo de pie sin la necesidad de calcular demasiado el landing. En otras palabras, el paraíso de cualquier speedrunner.

Conclusión 

Cuando dicen que Shovel Knight es un homenaje a los videojuegos de antaño, están en lo cierto. Resulta ser un recuerdo refrescante de que las mecánicas más sencillas puestas en el orden correcto y dando espacio a la astucia del jugador pueden dar grandes frutos.  

No es un juego con tutoriales ni fórmulas mágicas, como es la tónica hoy por hoy. Eres tú sólo y tu habilidad en los títulos de plataforma los que pueden sacar a adelante una fascinante y, a la vez, agotadora batalla en la que morirás cientos de veces y en la que nunca sabes qué te espera en la siguiente pantalla.  

Puedes pasar 20 horas metido en esto, así que vale la pena considerarlo para tu biblioteca en Nintendo Switch. Aunque, si no toleras el estrés de perder tantas vidas al estilo de cualquier souls-like, olvídalo, nunca te va a gustar por carismáticos que sean sus personajes.

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