En el país se destina el 0,5% del PIb en investigación, un país desarrollado aporta cerca del 2% del PIB.
La investigación e innovación en Chile es un tema que está al debe, puesto que los recursos que se entregan son menores, por lo que científicos como Paulo Canessa, quien lleva cuatro años investigando el comportamiento de un hongo que afecta a la fruta, es un esfuerzo, en el comienzo de un trabajo que le tomará al menos 10 años. Un desafío si consideramos que necesita 40 millones de pesos anuales para desarrollar este proyecto.
500 mil millones de pesos que en un país desarrollado es el presupuesto que maneja en esta área una universidad de segunda categoría. Una falta de recursos que se traduce en equipamiento deficiente para que los científicos chilenos trabajen bajo estándares internacionales.
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