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Un embarazo luego de la pérdida de uno anterior es un mundo de emociones. Un momento en que la felicidad se mezcla con pena, culpa y miedo.

Los expertos concuerdan en que si las emociones de la experiencia pasada no se escuchan y trabajan, puede tener un impacto, no solo en los padres, sino que también en el nuevo hijo o hija que viene en camino.

Estar acompañada, realizar ritos de despedida y contar con apoyo psicológico pueden permitir comenzar este nuevo proceso de una manera más sana.

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