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Discriminación, amenazas, acoso sexual o agresiones verbales y físicas son conductas típicas de la violencia laboral. Elisa Ansoleaga, directora de Investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad Diego Portales, abordó el tema en Sana Mente de CNN Chile. “Chile es un país muy autoritario, todo lo que ocurre en la sociedad de alguna manera se reproduce en el espacio de trabajo”, aseguró.

En la última década, los estudios indican que no han habido grandes mejoras en esta problemática en Chile. “La violencia en el trabajo constituye uno de los problemas sociales y uno de los estresores más grandes en el mundo del trabajo. Algunos autores han hablado de la epidemia de la violencia en el trabajo, ya sea por la magnitud, pero también por el impacto”, afirmó Ansoleaga.

La falta de preparación de las jefaturas influye en el mal clima laboral, a juicio de la académica. “No es que los jefes sean unos seres malignos que quieran hacer daño, sino que más bien, yo me atrevería a decir que no saben ser jefes”, dijo.

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“El liderazgo destructivo, que tiene efectos en la salud mental de las personas, no solo es el liderazgo autoritario, también está el liderazgo que se ha descrito como liderazgo laissez-faire. Son esos líderes que no conducen, no orientan, que no acompañan a sus equipos, que dejan hacer. La violencia no viene solo desde arriba hacia abajo, sino también la violencia puede darse entre pares o incluso de abajo hacia arriba, la violencia tiene que ver con la distribución del poder”, explicó.

Ansoleaga recalcó la importancia de los protocolos para erradicar las conductas violentas en el ambiente laboral. “Las organizaciones tienen que tener políticas, tolerancia 0 contra las situaciones de violencia. Esas políticas tienen que decir que es lo permitido y qué es lo prohibido, y tienen que tener mecanismos y procedimientos para hacer denuncias, investigaciones, para poder establecer sanciones en función de la gravedad de lo que haya ocurrido, etc”, detalló.

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La intensificación del trabajo lo consideró como un proceso que propicia la violencia e hizo un llamado a no normalizar las conductas violentas en el ámbito laboral. “No hay que abandonar la idea de que no es aceptable que en el lugar de trabajo las personas sean agredidas o que las personas enfermen en sus trabajos”, planteó.

El crecimiento exponencial de enfermedades profesionales de salud mental tiene efectos económicos en las empresas, según la especialista. “Hay que poder mostrarle al empleador que esto es un mal negocio. Un lugar de trabajo con situaciones de violencia en el trabajo es muy costoso para una organización, es costoso por el clima que hay en los equipos, va a reducir o va a empeorar la productividad, va a tener efectos reputacionales muy grandes”, afirmó.

La especialista invitó a tomar conciencia de estas problemáticas en la salud mental de las personas. “Uno de los peores resultados de la violencia en el trabajo, y que hay bastante evidencia, es el suicidio. Esto es un asunto de vida o muerte”, aseguró.

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