El presidente Donald Trump confirmó a través de Twitter que se encuentra estudiando la forma de liberar indocumentados en ciudades esencialmente demócratas, con lo que agravaría la crisis en zonas donde las autoridades locales son de oposición. Con esto pretendería desbordar el sistema de inmigración que dichas ciudades tienen para procesar a inmigrantes.
El plan fue reportado inicialmente por The Washington Post y posteriormente el mandatario estadounidense lo confirmó a través de Twitter: “Dado que los demócratas no están dispuestos a cambiar nuestra peligrosa ley de inmigración, estamos -como fue reportado- considerando fuertemente llevar inmigrantes ilegales a ‘ciudades santuario’. La izquierda radical siempre parece tener fronteras abiertas, política de brazos abiertos, así que esto debería ponerlos muy contentos”.
….The Radical Left always seems to have an Open Borders, Open Arms policy – so this should make them very happy!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) April 12, 2019
En teoría, con eso quedaría en evidencia el supuesto fracaso de las políticas migratorias demócratas, en una artimaña que se ha denominado como “la política de la venganza”.
El reportaje señala que el plan no se ejecutó inicialmente porque los asesores de Trump le advirtieron que tendría problemas legales. Además, la recién renunciada secretaria de Seguridad, Kirstjen Nielsen, se negó.
El artículo dice que el presidente ofreció dos veces en seis meses poner a disposición algunos buses para dejar inmigrantes indocumentados en las llamadas “ciudades santuario” que los demócratas han protegido por años con leyes.
¿Qué busca Trump con todo esto? Es probable que esta amenaza sea una moneda de cambio para negociar nuevamente la construcción del muro en la frontera con EE.UU., así como habría intentado con el anuncio de volver a la política de tolerancia cero. Por su parte, el vicepresidente Mike Pence negó que esto último se vaya a concretar.
El candidato presidencial demócrata Julian Castro dijo que “la crueldad de esta administración parece nunca terminar. Hace un año nos dijeron que si como estadounidenses éramos suficientemente crueles para separar niños pequeños de sus padres, eso desalentaría a las familias de cruzar la frontera, pero de hecho ha pasado todo lo contrario, esta gente quiere que escojamos la crueldad como armas contra estas personas y contra los oponentes políticos“.
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