0

Marcela Said es de las pocas mujeres que hoy dirigen series de acción para plataformas como Netflix o Amazon. La llamaron para que dirigiera algunos capítulos de Narcos en México, su dominio del francés la llevó a dirigir Lupin en Francia, el año pasado rodó Gangs of London en la capital británica y los proyectos se siguen sumando.

Licenciada en Estética de la Universidad Católica, escogió París para estudiar cine y fue como documentalista donde se hizo un nombre. Cautivada por el enigma de la maldad, siempre le interesó esa extraña condición humana que puede llevar al ser humano a convertirse en monstruo en una circunstancia determinada.

En documentales como el del Mocito, que retrata a un joven campesino que llega a trabajar al cuartel de Simón Bolívar de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), y en cintas como Los Perros desarrolla esa convicción. Hoy trabaja en una película propia que escribió junto al guionista Gonzalo Maza y que la traerá de vuelta a Chile.

Respecto a esta nueva cinta, cuenta a CNN Íntimo que “es una coproducción, que es la única manera de hacer películas independientes. Necesitas en el fondo juntar plata de varios países para poder tener el presupuesto y financiar este tipo de películas, que no es una película para plataforma. La plataforma financia directo y es distinto”.

Entre sus últimos trabajados destaca Narcos. “No sabía lo que era trabajar para una plataforma y fue una súper buena experiencia. O sea, lo que paso es que me gustó, no tuve restricción de ningún tipo, me di cuenta de que era lo mismo que hacer una película y era primera vez que dirigía material que yo no había escrito”.

“Me gustó la nueva experiencia y los actores, ya que eran muy profesionales y súper bonitas personas, era la primera vez que trabajaba con mexicanos (…). Me gustó también el profesionalismo del equipo y que, además, eran muy amables. Es bueno trabajar con equipos donde hay esa cosa humana, donde tú te sientes en confianza, donde son gentiles y amorosos“, afirma, y agrega que “lo pasaba bien todos los días filmando”.

En esta línea, detalló que también le gustó el proyecto, ya que “es verdad, está basado en libros. Todas estas historias son reales, todos estos narcotraficantes existen (…) o sea, estábamos hablando de realidad, no era ciencia ficción. Me llamaron a tocar un tema que nosotros no habíamos conocido como país y lo digo porque cuando yo me fui de Chile los narcos no habían llegado todavía y ahora el país está irreconocible”.

En cuanto a la situación del país, señaló que “es muy terrible. Me pregunto cómo lidiaremos con todo esto y con la maldad, ya que el tema de los narcos mexicanos es que son muy malos. Esto no es broma (…), es muy terrible y creo que hay que detenerlo rápido, pero rápido. Si yo estuviera acá metida en política solo me dedicaría a exterminar los narcos, lo que es muy difícil porque ellos trabajan de la misma forma que los grupos religiosos: llegan a un pueblo y financian, se hacen cargo de problemas reales donde la política no se está ocupando”.

En su carrera también ha asumido riesgos; uno de ellos fue la producción de Lupin, que vino tras el éxito de Narcos. “Estoy de vuelta en Francia y me llaman, me mandan el guion, lo leí y me reí, lo encontré divertido. Nunca pensé que le iba a ir bien. O sea, nadie pensó que iba a ser un éxito porque no era algo que existía, Narcos era un show que ya existía”.

Por otra parte, en cuanto a la contingencia en el mundo artístico, la cineasta ahondó en la huelga de guionistas y las amenazas de la inteligencia artificial. “Es la segunda huelga en la historia (…) Yo no le tengo tanto miedo porque creo que el talento humano no se puede replicar. Da lo mismo todas las pruebas que hagan y cosas que demuestren, a menos que quieran repetir guiones y que estemos siempre infinitamente viendo las mismas comedias. Creo que hemos educado al público (…) el público se ha vuelto más exigente”.

El avance de la derecha en Europa

A sus 50 años, Marcela Said se define como una persona “absolutamente libre”, pero a la vez “trabajólica”. Su interés en este momento es estar dirigiendo. Actualmente, vive en París, y desde su perspectiva, está en un “lugar donde realmente todo es lindo” y reveló que “yo elegí vivir en Francia, irme de acá. Santiago es una ciudad fea, me gusta de noche, con las luces y todo, pero durante el día la encuentro fea, triste, demasiados autos”.

A pesar de la efervescencia social en Francia, expresó: “En Francia estamos acostumbrados a eso, a esta especie de revolución permanente (…) Hay descontento y ese descontento se manifiesta en las calles siempre. Los franceses están quejándose todo el rato y eso, cuando llegué a Francia, era algo con lo cual me sentía cómoda porque yo tenía la impresión de que también me estaba quejando todo el rato”.

—¿Cómo estás viendo el avance de la derecha en Europa?
—Es un gran peligro. A veces por temas de seguridad, de pobreza. Esto es planetario. Estamos en un mundo donde cada vez hay más desigualdad, pero esto es a nivel mundial; eso es el problema. En Chile siempre fue así, estamos acostumbrados a la desigualdad e injusticia.

—¿Entonces, por qué la gente pide hoy una respuesta de la derecha?
—La ciudad se ha puesto más peligrosa, porque tienen miedo a la violencia, y cuando la gente no tiene recursos, hace lo que tiene que hacer para sobrevivir. Si nosotros queremos una sociedad más justa, más social, tenemos que invertir en paz social y eso se hace generando educación, empleos y haciendo justicia social. Entonces, si tú no haces eso, si sigues pagando mal a tus empleados, si sigues sin destinar recursos a educación, si sigues obviando las cosas más obvias, por supuesto que vamos a generar más conflicto, violencia y peligro. Es bastante fantasioso pensar que uno se puede encerrar -como aquí en las casas de Vitacura- en rejas, en prisiones individuales, si no nos hacemos cargo de la pobreza y de lo que está pasando.

Marcela Said, directora de Opus Dei.

“Luis Silva es un soldado del Opus Dei”

Marcela Said, a pesar de vivir en Francia, sigue pendiente del contexto político en Chile. Al ser consultada sobre los últimos resultados de la encuesta CEP, donde el Partido Republicano resultó ser una de las fuerzas políticas que genera más adhesión, sostuvo: “Este siempre ha sido un país de derecha y conservador. O sea, no le pidamos peras al olmo, este es un país, no quiero decir facho, pero sí hay muchos y la élite económica es muy ignorante, es muy poco educada”.

“A mí me cuesta creer que Luis Alejandro Silva, a quien conozco porque lo entrevisté en el Opus Dei hace unos 20 años, es un tipo de muy pocas luces. Por supuesto que es súper peligroso, pero es peligroso por otras cosas”, expresó.

En el transcurso de los años y la evolución de Luis Silva, quien fue uno de los consejeros constitucionales con la más alta votación, relató que “él es un miembro numerario de Opus Dei, ni siquiera estamos hablando de alguien como Joaquín Lavín, que es supernumerario, es decir, que toma lo mejor de la obra y ya. Él es un soldado del Opus Dei, él tiene una agenda y esa agenda está dictada por el Opus Dei, su agenda es valórica, que tiene que ver con no aceptar ningún tipo de aborto, y ellos no aceptan la homosexualidad”.

“Es gente extremadamente conservadora, te podrán vender eso de la justicia social y lo que quieran, pero yo no les creo nada. Nada viene de él, él es una persona que repite un discurso, que fue entrenada para eso y eso es lo peligroso. Hay que entender que es la cara visible del Opus Dei (…) Ellos tienen votos de obediencia y él a mí me da terror“, concluyó.

—En este contexto, ¿qué significan estos 50 años de conmemoración del golpe de Estado?
—Crecí en dictadura. No me parece tan extraño. Chile ha sido un país facho y conservador desde siempre, como de derecha, lo que es muy terrible, que esté el Partido Republicano en conocimiento de las violaciones de derechos de las personas. Eso es súper contradictorio, incluso si seguimos hablando de Luis Alejandro Silva, alguien católico que se supone que defiende la vida, pero cuando se toca el tema de Pinochet, se muestra ambiguo. No hay ambigüedad posible, yo no la tolero. Hay cosas en las cuales uno no tiene por qué ser tolerante y yo no tolero a alguien que defienda la dictadura porque está defendiendo el asesinato y la tortura, y sobre todo a esa gente que pone al mismo nivel los bienes y la propiedad respecto de la vida humana, es inconcebible.

Tags:

Deja tu comentario