Por Paula Aguilera
Foto: Animal Libre

Como parte de su campaña #FalsaLibertad, la ONG Animal Libre realizó una denuncia contra la empresa Ecoterra, proveedora de huevos de “gallinas libres”, en la cual la acusan de mantener a los animales en condiciones de hacinamiento, generándoles mayor estrés.

En un video, narrado por el animador Matías Vega, sostienen que “fueron varios días de investigación donde grabamos a miles de gallinas en galpones hacinadas, pisándose, sin lograr siquiera extender sus alas, algo muy lejos de la publicidad que muestran en sus campañas”.

La organización apunta a un criadero ubicado en la comuna de Paine, al sur de la Región Metropolitana, y señala que su propósito es “visibilizar la explotación, el maltrato, hacinamiento e injusticia que viven estas aves en uno de los mayores planteles de la empresa Ecoterra, que habla de libertad y bienestar animal para promocionar la venta de sus huevos”.

 

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En conversación con CNN Chile, Daniela Miranda, presidenta de Animal Libre, explicó que la denuncia surgió a raíz de los reclamos por parte de los vecinos, quienes aseguran que el espacio genera una serie de molestias, como malos olores, ruidos excesivos de los animales y material en suspensión derivado de sus funcionamientos.

El prado verde que ellos muestran no es así. Cuando nosotros fuimos a grabar nos encontramos con un peladero lleno de tablas con clavos, lleno de basura, plumavit, y en uno de los galpones soltaban a las gallinas, pero estaban lejos de estar en un prado verde, era un lugar alargado que tenía tierra y palos con clavos. Hay galpones donde las gallinas están encerradas desde diciembre del año pasado, que no han salido y se supone que son gallinas libres”, contó Miranda.

“En el fondo, lo que nosotros también queremos decir con esto es cuestionar cuál es el concepto de gallinas libres que se vende, porque no están en las jaulas en que están generalmente, pero están en una jaula más grande también hacinadas”, agregó.

Recurso de protección

La ONG presentó un recurso de protección que esta semana fue declarado admisible por la Corte de Apelaciones de San Miguel. 

Nicolás Retamales, vecino del sector y uno de los afectados, acusó que “producto de esta situación de contaminación acústica permanente que se ha tornado insostenible, se nos ha privado de la posibilidad de vivir y trabajar tranquilos desde nuestros hogares, alterando, asimismo, nuestros patrones de sueño, provocando insomnio, estrés, tensión nerviosa”.

“Como resultado de ello, nos hemos visto en la obligación de encerrarnos en nuestros hogares, sin poder hacer uso de los diferentes espacios abiertos de nuestros inmuebles, habiendo sido el principal motivo para elegir el sector para vivir”, añadió.

Por su parte, Diego Figueroa, director jurídico de la agrupación, sostuvo que “las comunidades que se localizan en el área de influencia del proyecto se han visto afectadas por el continuo crecimiento experimentado en esta avícola, que ha conllevado un aumento significativo de contaminación acústica y malos olores, que resulta de la falta de cumplimiento de la normativa ambiental y sanitaria que regulan la materia, dejando al arbitrio de los recurridos la continua polución que afecta a los vecinos colindantes”.

Debido a lo anterior, desde la ONG insisten en que el criadero debiera someterse a un estudio que determine su impacto por parte del Servicio de Evaluación Ambiental, de acuerdo a lo establecido en la Ley de Bases Generales del Medioambiente, y así establecer las medidas de mitigación correspondientes.


Foto: Animal Libre. 

Ecoterra: Formato de cooperativa y cuenta con certificación

Desde Ecoterra explicaron a CNN Chile que funcionan bajo la estructura de un modelo asociativo o cooperativa que reúne a pequeños productores de la zona central del país. En el caso de los huevos, sus proveedores son tres.

Indican que la denuncia apunta al caso en particular de una productora que trabaja hace seis años con ellos y que aumentó desde 15 a 4.500 gallinas en ese período. De todas formas, sostienen que la cifra dista del rango de entre 50.000 y 200.000 que suelen tener los planteles agrarios tradicionales.

Además, aseguran que cumplen con la normativa necesaria para funcionar, ya que su producción dista de los 60 mil animales que establece la ley para someterse a un estudio de impacto ambiental.

La empresa detalla que para integrar la cooperativa, cada productor debe obtener el sello Certified Humane, de la organización internacional HFAC, que posee estándares desarrollados por un Comité Científico compuesto por más de 40 especialistas, que incluyen inspecciones anuales en todas las granjas y empresas que utilizan ingredientes certificados en su producción de alimentos.

Ecoterra y sus proveedores de huevos son inspeccionados anualmente para la verificación de la conformidad del manejo de las granjas con respecto a los requisitos de certificación. Garantizar el bienestar de un animal de granja es un proceso de mejora continua, en el cual los productores van aprendiendo con las constantes inspecciones la forma de adoptar prácticas sustentables de manejo animal“, indican.

“Es normal la identificación de no conformidades durante las inspecciones, que son debidamente indicadas y solicitadas las respectivas acciones correctivas. Exigimos que esas acciones sean efectivas para sanar el problema identificado y para permitir que el mismo no vuelva a repetirse“, añaden.

Productora descarta maltrato animal

La productora del criadero en cuestión, Marianela Belmar, señaló a CNN Chile que cuenta con todos sus certificados al día, descartó que las imágenes difundidas en el video correspondan a su granja y aseguró que la suya se mantiene en condiciones totalmente diferentes.

“Yo nunca he pensado ganarme la vida con algo que no me interese, cada día me levanto con ganas porque estoy haciendo algo que me gusta, sobre todo me gusta el contacto con los animales y creo que tengo buena llegada, me preocupa mucho que estén bien, que se sientan bien. Entonces no es algo que yo haga para ganarme el sustento, por supuesto que también lo conlleva, pero no es solo eso y toda la gente que me conoce sabe cómo me preocupo de que estén bien mis animales”, dijo.

Sobre las denuncias de sus vecinos, afirmó que “cuando hice el último plantel, ellos conversaron conmigo que les molestaba el cacareo de las gallinas, yo dije que iba a ver qué podía hacer para aminorar esa molestia y cambiamos una serie de procedimientos, porque con las gallinas hay un peak donde meten más ruido, que es antes de darles el alimento”.

“Antes, yo les daba alimento una sola vez, a las 11:00 de la mañana, y ahora, a las 07:30 les doy el primer alimento y lo hago lo más rápido posible. Son 50 comederos; cuando tú ya has abastecido 20 comederos, bajan los decibeles, mucho menos de 50. Todas esas cosas que parecen pequeñas, he hecho un esfuerzo para aminorar los ruidos“, destacó.

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