Por Javiera Lineros
Fran Vargas

Según datos entregados por la Federación Palestina de Chile, actualmente hay alrededor de medio millón de migrantes palestinos residiendo en el país, siendo así la nación que alberga a más personas palestinas fuera del mundo árabe.

La comunidad palestina en Chile tiene más de 100 años y su desplazamiento al continente se remonta a fines del siglo XIX, principalmente desde las localidades de Belén, Beit Jala y Beit Sahour, explica Mauricio Amar, académico e investigador del Centro de Estudios Árabes de la Universidad de Chile.

La decadencia del Imperio Otomano y, posteriormente, la fundación del Estado de Israel, son parte de los factores históricos que significaron para la comunidad palestina tener que abandonar sus hogares en busca de mejores oportunidades.

Primeros asentamientos

La primera gran ola migratoria palestina a Chile ocurrió entre 1915 y 1917, durante la Primera Guerra Mundial, cuando el Imperio Otomano decidió enviar a palestinos a combatir contra la Liga Balcánica.

“Algunos de ellos viajaron en barco arrancando de la guerra, llegando primero a Argentina, y una vez que llegan a Argentina comienzan a desplazarse, atravesando la Cordillera y llegando a ciertos lugares de Chile“, detalla Amar.

A comienzos del siglo XX, Chile era considerado un país joven, por lo que para acrecentar su población fomentaba la llegada de inmigrantes ofreciendo tierras y derechos con la finalidad de extender el territorio y afianzar la economía. Sin embargo, debido a los prejuicios sobre la población de Medio Oriente, la oportunidad no era dirigida a ellos, sino que principalmente para inmigrantes europeos.

Pese al orientalismo y a la falta de incentivos estatales, los palestinos empezaron a ocupar un espacio que no era completamente satisfecho por la sociedad chilena de la época: el comercio.

“Desde ahí empiezan a crear un patrimonio. La inserción propiamente tal de los palestinos en Chile se da cuando ese patrimonio se ha convertido en una cuestión mucho mayor, es decir, cuando ya tienen efectivamente un poder económico y se convierten, al menos una parte, en una clase social“, relata Amar.

Producto de la creación del Estado de Israel y posteriores intifadas, ocurrieron nuevas olas de migraciones, a partir de las cuales los palestinos crearon redes familiares y comunitarias, y empezaron a escribir cartas a sus parientes en Palestina para que viajaran a Chile. Así, comenzaron a llegar masivamente una vez que ya había un grupo establecido en el país, detalla el académico.

Integración palestina

El proceso de adaptación cultural de los palestinos fue lento, explica Mauricio Amar: “A comienzos del siglo XX se habla del fenómeno de la ‘turcofobia’, donde los sectores de las élites chilenas durante mucho tiempo cerraron las puertas al acceso cultural de los sectores que empezaban a tener un mayor rendimiento económico en Chile dentro de los árabes”.

Pero la cultura palestina permeó en Chile, donde conquistaron el conocido barrio Patronato, lugar en el que hasta hoy se puede encontrar la comida típica del país.

El ascenso de los palestinos en el ámbito económico y político ha sido de manera heterogénea. Hoy existen varias familias de origen palestino que son grandes referentes políticos, económicos, incluso, deportivos.

Manifestación Embajada de Israel (19 de octubre 2023). Agencia UNO

—¿Influye el proceso migratorio en cómo se percibe el actual conflicto entre Israel y Gaza?
Sí, yo creo que sí. Yo creo que en general en Chile, los palestinos son vistos como bastante cercanos. Como están bastante integrados en el país, creo que sí han contribuido a las personas a tener una mirada más cercana y comprensiva de la cuestión palestina. En el caso de Chile, tiene harto que ver con el hecho de que aquí hay una colectividad que tiene una opinión que, al mismo tiempo de sentirse muy cercana al problema de sus hermanos en Palestina, tienen una integración muy profunda en la sociedad chilena.

Ante la duda de si puede haber una nueva ola de migrantes palestinos, Mauricio Amar indica que “es una posibilidad siempre que el conflicto se extienda de manera violenta hacia las zonas de Cisjordania”, y si “Israel aumenta la violencia sobre ciudades como Belén o incluso Jerusalén, podría ser que se produjera de nuevo una oleada importante“.

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