Agencia UNO

La Conferencia Episcopal de Chile (CECh) envió un mensaje al país e invitó a un compromiso “más decidido con la unidad, la paz y el bien común” en el contexto de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado.

En ese sentido, los obispos católicos reconocen que el 11 de septiembre “constituye un momento doloroso y dramático de nuestra historia“. Asimismo, dicen constatar que en Chile existe “una polarización no solo frente a nuestro presente, sino también respecto del pasado reciente“.

En su mensaje titulado “Felices los que trabajan por la paz: a 50 años del Golpe de Estado”, la Conferencia Episcopal dice que hay “algunos valores y aprendizajes que la memoria de estos acontecimientos nos enseña”.

Asimismo, sostienen que la dignidad de la persona humana “y el respeto de su vida desde la concepción hasta la muerte, es el principio fundamental de todo el orden social, lo que exige el cuidado irrestricto de los derechos humanos como base de nuestra convivencia“.

En esa línea, expresaron que “nadie puede ser atropellado en su dignidad” y que “la violencia nunca es un camino legítimo“.

También dicen sentir solidaridad con quienes han sufrido y aún sufren a causa de la violencia y el atropello a los derechos humanos. “Nos duelen las lágrimas de todos estos años“, señalaron, implorando a quienes tengan información sobre el paradero de personas detenidas desaparecidas, “a que la entreguen debidamente, si no lo han hecho hasta ahora. Nuestro servicio como obispos y sacerdotes siempre está disponible como un camino para concretar esta entrega. Todavía es posible contribuir a reparar el dolor causado”.

Respecto a la democracia, enfatizaron que “es necesario cuidar la democracia como sistema político, con el compromiso de perfeccionarla constantemente para que sirva al bien común”.

“Es imprescindible cuidar el diálogo y el acuerdo social y político como base para la construcción de un proyecto común de país, evitando imposiciones ideológicas y posturas extremas (…) no es el mero consenso superficial y negociador, sino la búsqueda conjunta del bien común, respetando la verdad de la dignidad humana”, zanjaron.

“Al crecer en amistad cívica, en diálogo y en participación, hasta llegar a compartir los valores esenciales que han de configurar nuestra existencia como pueblo (…) podremos caminar como una sociedad reconciliada, que no niega las diferencias entre nosotros, pero las integra en un proyecto compartido, sobre la base de la verdad, la justicia, el perdón y la fraternidad”, concluyeron.

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