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La niña que fue trasplantada del corazón después de tres años como prioridad nacional, será dada de alta y podrá liberarse de la máquina que la mantuvo con vida durante años.

Monserrat Sarmiento tenía solo una semana de vida cuando fue operada por primera vez. Se le instaló un marcapasos debido a una cardiopatía congénita, pero después de algunos años el aparato dejó de ser una solución. Se descompensó e ingresó a la lista nacional de espera por un trasplante de corazón. A sus seis ya era prioridad nacional.

Para reemplazar las bajas funciones de su órgano, a los tres meses de ingresar al registro se le instaló un corazón artificial, un dispositivo, entonces, poco utilizado en niños y con el que vivió por casi tres años.

La esperada intervención finalmente se realizó la tarde del 8 de junio, solo unas horas después de recibir el aviso. Una familia cumplía la voluntad de donar de una joven de 15 años, quien falleció tras un accidente de tránsito. La operación se prolongó por más de doce horas, y aunque el nerviosismo fue inevitable, al terminar el resultado solo dejó alegrías.

Los avances fueron inmediatos. Monserrat dio sus primeros pasos solo una semana después y nuevas energías le permitieron rápidamente conversar, jugar y comer.

Ahora, a poco más de un mes de la operación, se prepara para dejar el Hospital Clínico de la Universidad Católica, el recinto donde prácticamente vivió durante los últimos cuatro años. Este jueves es dada de alta.

Al igual que cualquier paciente trasplantado, una correcta terapia inmunosupresora será fundamental para mantenerse en buen estado, pero con el trasplante, Monserrat dejó atrás el riesgo de sufrir nuevos infartos cerebrales, más de quince medicamentos diarios y el constante cansancio.

Escucha el testimonio de Monserrat y de su madre en el video.

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