Por Valentina Sánchez Cárdenas
ELEMENTOS: PEXELS/GRÁFICA DE AUTORÍA PROPIA

Un reciente análisis de la American Heart Association Epidemiology and Prevention, presentado en una conferencia de la Asociación Estadounidense del Corazón, en Chicago, EE.UU., arrojó datos alarmantes sobre el ayuno interminente.

En base con el análisis, se dio cuenta que comer en una franja de tiempo de 8 horas podría aumentar en un 91% el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular, en comparación a quienes tienen una franja de 12 a 16 horas.

De acuerdo a uno de los autores del estudio, Victor Wenze Zhong, el restringuir la comida diaria a un período corto de tiempo, como 8 horas por día, ha ganado popularidad durante los últimos años como una manera de perder peso y mejorar la salud del corazón.

Sin embargo, precisó que los efectos de salud a largo plazo de esta práctica, incluyendo el riesgo de muerte por cualquier causa, o por enfermedad cardiovascular, son desconocidos.

De qué trata el análisis

En el estudio, los investigadores se centraron en el potencial impacto en la salud a largo plazo que tendría la restricción de un plan de 8 horas, revisando información sobre patrones de alimentación de las personas que participaron entre 2003 y 2018 de las Encuestas Nacionales de Examen de Salud y Nutrición (NHANES, por sus siglas en inglés), en comparación a la información sobre personas que fallecieron en Estados Unidos entre 2003 y diciembre de 2019, a partir de los datos del Centro de Control de Enfermedades y Prevención Nacional de Muertes

Ello dio como resultado que alimentarse en una franja de tiempo de 8 horas aumentaría el riesgo a fallecer por una enfermedad cardiovascular.

De todas maneras, el estudio señala que dicho incremento también fue observado en personas que tenían enfermedades al corazón o cáncer.

“Estábamos sorprendidos de encontrar que personas que seguían una restricción de 8 horas en sus comidas eran más propensas a morir de una enfermedad cardiovascular. Aun cuando este tipo de dieta es popular debido a sus posibles beneficios a corto plazo, nuestra investigación muestra claramente que, en comparación a comer en el típico rango de 12-16 horas por día, un tiempo de comida más corto no estaba asociado a vivir por más tiempo”, explicó el doctor Zhong.

En ese sentido, recalcó que “es crucial para los pacientes, particularmente aquellos que tienen condiciones cardíacas o cáncer, ser conscientes de la relación entre la ventana de 8 horas y el incremento en el riesgo de fallecer producto de una enfermedad cardiovascular”.

Añadiendo que el estudio alienta a un enfoque más cauteloso y personalizado de las recomendaciones dietéticas, teniendo en cuenta que deben estar alineadas con el estado de salud de cada persona y con evidencia científica reciente.

De todas maneras, “aunque el estudio identificó una asociación entre la ventana de 8 horas y la muerte cardiovascular, esto no significa que comer con un tiempo restringido cause muerte cardiovascular“.

¿A quiénes incluyó el análisis?

La investigación incluyó a cerca de 20.000 mil adultos de Estados Unidos, con una edad promedio de 39 años, y fueron estudiados por entre 8 y 17 años.

El estudio incluyó datos de los participantes de las Encuestas Nacionales de Examen de Salud y Nutrición, que tenían al menos 20 años al momento de la inscripción, entre 2003 y 2018, y habían completado dos cuestionarios de requerimiento dietético de 24 horas al primer año de enrolamiento.

Cerca de la mitad de los participantes se identificaba como hombres, mientras que la otra mitad se identificaba como mujeres. El 73,3% se identificaba como adultos blancos no hispánicos; 11% como adultos hispánicos; 8% como adultos negros no hispánicos; 6,9% se identificaba como adultos sin raza social, incluyendo aquellos adultos de raza mixta y otros no hispánicos.

¿Qué es el ayuno?

De acuerdo a la académica de la Universidad de Illinois, Chicago, Sofía Cienfuegos, no hay una definición muy clara respecto al ayuno intermitente porque es algo “relativamente nuevo”. Sin embargo, en términos generales, es cuando se alternan períodos de alimentación en un rango mayor a 12 horas y más corto que 24 horas.

Si bien hay distintos tipos de ayuno, el que trata el análisis es la alimentación con restricción de tiempo, donde se acotan las cantidades de horas en las que una persona come.

¿Qué beneficio hay en practicar el ayuno? La experta plantea que podría mejorar la resistencia a la insulina, disminuir el peso corporal, la presión arterial y los marcadores glicémicos.

En relación con perjuicios, señala que si bien no se han visto muchos, sí hay algunos síntomas adversos durante las primeras semanas, como constipación, boca seca o cansancio.

La opinión de las expertas

Consultada sobre el estudio, Cienfuegos fue enfática en señalar que para que una investigación sea publicada, primero debe pasar por un proceso de revisión de pares, donde se envían preguntas y se aclaran conceptos.

Y que en el caso del controversial análisis, este aún no ha pasado por esa revisión, ya que solamente se presentó data semi preliminar a raíz de un estudio observacional en la mencionada conferencia.

De ese modo, sus resultados no podrían presentarse como concluyentes mientras no hayan sido publicados en una revista científica.

Además, explicó que un análisis observacional se basa en observar las conductas de las personas, sin intervenir mayoritariamente en sus acciones, ni estableciendo variables que deberían seguir una correcta obtención de resultados.

En ese sentido, los resultados de este tipo de estudios tiene una menor evidencia y credibilidad que los análisis experimentales, donde se puede controlar la situación.

“Este estudio está lleno de variables que confunden los resultados (…) Es un estudio observacional, no dice mucho porque al final tenemos varios estudios experimentales que muestran lo opuesto. Entonces cuando uno ve un estudio que está tan distinto al resto, uno dice como en verdad no creo a ver te creo si hubiese sido un estudio grande experimental grande que hubieran seguido un grupo de gente por alto tiempo”, comentó.

En ese sentido, Cienfuegos acotó que el ayuno intermitente se ha popularizado “porque es muy simple”: “El ayuno al final te dice ‘coma hasta ahora, termine de comer hasta ahora y listo’, y hay varios beneficios.

En cambio, todas las otras estrategias de salud nutricionales que hay te dan demasiadas indicaciones y la gente se confunde, (les dicen) ‘come menos grasa, pero no comas huevos'”.

Problemas en la metodología

La nutrióloga y diabetóloga de la Clínica Santa María, Ana Claudia Villarroel, una fortaleza que podría tener el estudio “y por eso probablemente lo presentaron” es que “tiene muchas personas que completaron un seguimiento”. 

Sin embargo, precisó que la información se basa en reportes que podrían tener sesgos o cierta problemática, porque podrían no ser del todo creíbles, porque es la gente la que reporta qué alimentos comió y a qué hora.

Para poder hacer el análisis, se debe hacer un seguimiento continuo, dijo, por lo que los investigadores deberían estar controlando a la persona y dar cuenta si realmente está haciendo lo que dice hacer.

De acuerdo a la experta, para hacer un buen análisis se debería agrupar a las personas que serán intervenidas y dividirlas en dos grupos, uno que siga las indicaciones y otro que no. Posteriormente, habría que hacerles un seguimiento a largo plazo para ver resultados. 

Dicho seguimiento debe ser muy acucioso, para que así los investigadores puedan cerciorarse de que realmente están siguiendo las indicaciones entregadas.

Para Evelyn Sánchez, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Las Américas, cualquier tipo de análisis  o conclusión sobre una práctica de salud “debería ser a través de estudios experimentales”, y que en esos casos el investigador “establece lo que va a ser estudiado, selecciona una muestra, selecciona las variables que va a utilizar, es decir, son controlados y analizados, entonces evitan los sesgos relacionados con solo observar”. 

Además, apuntó a que el estudio presentó “resultados preliminares“, y se dejó de lado muchas variables, por lo que “podría significar una falsa alarma”.

“Solamente se analizaron las horas de ayuno reportadas en una encuesta de dos días, y esto no analiza la calidad y la cantidad de los nutrientes, o si hay otros factores de riesgo modificables o no como el tabaco, el nivel de actividad física, etc.”, explicó.

En ese sentido, precisó que los resultados de la investigación podrían no ser necesariamente en base al ayuno, apuntando que las personas incluidas en el estudio “no practicaban ayunos intermitentes propiamente tal, sino que sólo se analizó, en cuántas horas ellos se alimentaban. Por lo tanto, es bastante apresurado establecer conclusiones”.

A pesar de que los datos son numerosos, “y por eso también llaman la atención, deja de lado muchas variables, se limita solo a encuestas de alimentación y no necesariamente estas encuestas están orientadas a ayuno intermitentes, son encuestas alimentarias y la otra variable son las de funciones”, añadió Sánchez.

“Es un poco difícil obtener un análisis o crear un tipo de orientación en base a este estudio. Sí abre una brecha de conocimiento para seguir investigando, porque en eso estamos un poco en deuda respecto a profundizar en las consecuencias favorables o en los efectos negativos que pueda tener el ayuno corto y el largo plazo”, concluyó.

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