En un contexto de emergencia sanitaria mundial y enormes desafíos futuros de reactivación económica, la idea de una recuperación verde se ha instalado con fuerza como un camino clave para abordar los desafíos del planeta.
Desde ya, distintas empresas trabajan en enfrentar estos retos. En el área forestal, por ejemplo, ARAUCO ha anunciado su compromiso de transformarse en la primera compañía del rubro en el mundo en ser carbono neutral en 2020.
La carbono neutralidad es un paso concreto que pueden realizar las empresas para enfrentar la crisis climática. Se estima que las soluciones basadas en la naturaleza podrían contribuir con cerca del 30% de las reducciones necesarias al año 2030 para alcanzar los objetivos establecidos en el Acuerdo de París.
En Chile, los bosques y la actividad forestal juegan un rol fundamental. De acuerdo al 3er Informe de Chile sobre Cambio Climático, elaborado por el Ministerio del Medio Ambiente, la actividad silvícola “es el único sector que consistentemente absorbe CO2 en el país, lo que lo convierte en el más importante por su potencial de mitigación”.
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Los bosques protegen el suelo de procesos erosivos, por lo cual proyectos como el de ARAUCO, cuyo plan de restauración de Bosques Nativos involucra 50 mil hectáreas, son fundamentales.
La directora de Ingeniería en Medio Ambiente y Sustentabilidad de la Universidad Mayor, Claudia Santibáñez, explica que en el caso de las empresas forestales, un aspecto clave en la carbono neutralidad “es la capacidad que tienen los bosques para capturar dióxido de carbono. No hay otra infraestructura biológica tan potente como los bosques para ello. Además, la madera y los productos de madera, durante toda su vida útil, están almacenando carbono. En este sentido, la madera es un excelente sumidero de carbono”.
A su compromiso de carbono neutralidad, ARAUCO sumó su decisión de adherir a los Science Based Targets, una iniciativa de carácter mundial que busca que las compañías adopten una trayectoria de disminución de sus emisiones con base científica para limitar el aumento de la temperatura del planeta.
Un desarrollo sostenible en el sector forestal representa, además, un aporte concreto para transitar hacia una bioeconomía, es decir, un modelo económico que genera productos con valor añadido empleando recursos de origen biológico.
“Hoy estamos conscientes que continuar con una economía basada en recursos no renovables no es sostenible en el tiempo. Los recursos que plantea la bioeconomía como la madera, tienen un gran potencial, desde su uso en la construcción hasta la producción de biocombustibles, nanofibras y bioplásticos. En este sentido, la bioeconomía tiene un potencial enorme de ayudarnos a alcanzar las metas de carbono neutralidad que ha impuesto nuestro país para el 2050“, sostiene Santibáñez.
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