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El timonel del Partido Socialista, Álvaro Elizalde, intenta recomponer las relaciones con la Democracia Cristiana y el Partido Por la Democracia luego del quiebre que causó el rechazo de los senadores socialistas a la designación de Ángela Vivanco como ministra de la Corte Suprema.

Como si se tratara de un castigo, ambos partidos evalúan no asistir a los almuerzos de la ex Nueva Mayoría en el Congreso mientras no exista un mea culpa.

Elizalde no quiere “quedar debajo la mesa de la oposición” la próxima semana y el apoyo del ex canciller Heraldo Muñoz puede ser clave para recomponer las relaciones.

El presidente del PPD aseguró que “a nivel de directiva lo damos por superado, pero los senadores tendrán que trabajar juntos. Para que esto no vuelva a ocurrir hay que sacar lecciones”.

Sin embargo, el problema para algunos es que el PS está compartiendo mesa con otros: los frenteamplistas. Una amistad que a veces incomoda en la DC y el PPD, los que acusan que los socialistas quisieron quedar bien con ellos al rechazar a Vivanco como ministra de la Suprema.

Aunque se intentará dar vuelta la página entre los partidos aliados, lo cierto es que el timonel socialista se encontró con su primer dilema: sentarse a la mesa con sus amigos de siempre o con otros nuevos.

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