(EFE) – El exjuez español Baltasar Garzón cree que, 50 años después, el golpe de Estado de Augusto Pinochet es “un hito histórico que aún produce consecuencias en América Latina” y pide “justicia y reparación” para las víctimas que aún no la obtuvieron.

Garzón, inhabilitado en España en 2012 por escuchas en una investigación de corrupción (una inhabilitación “arbitraria”, según la ONU), defiende en entrevista con EFE que la justicia ha de administrarse, aunque sea con años de retraso y contesta a los críticos de la memoria histórica: “No se puede imponer el olvido“.

El jurista, que se hizo popular en América Latina en 1998 al emitir la orden internacional de detención de Pinochet, participará el próximo lunes 11 de septiembre en los actos en memoria de las 40 mil víctimas de la dictadura (1973-1990) en Santiago, invitado por la Universidad de Chile.

A los actos, que levantan enfrentamientos entre el Gobierno de Gabriel Boric y los partidos de derecha en la oposición, asistirán los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador; Colombia, Gustavo Petro; Argentina, Alberto Fernández, y Uruguay, Luis Lacalle Pou, y el primer ministro de Portugal, António Costa, entre otros.

En la entrevista, el jurista español apela por su lado a que los partidos y la sociedad chilena huyan de la división y “unan esfuerzos por la democracia, reconozcan que el golpe no fue legal y tuvo gravísimas consecuencias y violaciones de derechos humanos”, ya que “las víctimas necesitan reparación y justicia“.

La justicia que “aún no se ha podido administrar”

Garzón recuerda que en Chile y en otros países que vivieron dictaduras la justicia no se pudo administrar para enjuiciar a los victimarios y reconocer a las víctimas. Por ello, subraya que aunque sea décadas después, la justicia debe dar respuesta a los crímenes imprescriptibles (los de guerra y los de lesa humanidad).

En ese sentido, hace referencia a la reciente sentencia definitiva contra siete militares ya retirados por el secuestro y homicidio de Víctor Jara, detenido el 12 de septiembre de 1973, un día después del golpe y asesinado pocos días después.

Las sentencias llegan en este tiempo porque hubo un tiempo muy amplio en el que la justicia no pudo hablar, hubo impunidad durante la dictadura, hasta que acontecieron hechos importantes que cambiaron el rumbo de la historia y el esfuerzo de las víctimas para que se las reconociera en la justicia, hasta el día de hoy”, indicó.

Además, insiste en que “nos enfrentamos a crímenes imprescriptibles” y recuerda que “el tiempo no va a acabar con la posibilidad de encontrar esa justicia“, aunque “conforme se amplíe más el plazo será más difícil hallar pruebas, a las víctimas vivas y a los perpetradores”.

El debate sobre la memoria histórica

El exmagistrado lamenta que en muchos países “se siga negando la memoria, la justicia y la verdad“, un “gran error histórico”.

“Un país no tiene que estar mirando para atrás, pero no puede olvidar lo que aconteció, se puede superar, pero lo que no se puede obviar es la memoria ni dejar de recordar lo que pasó para que no se vuelva a repetir y ahí tiene un papel fundamental la justicia”, expone.

Al respecto, afirma en que el argumento de algunos sectores de que la memoria histórica es “reabrir heridas” es algo ya “tópico”.

“Las heridas se curan con la medicación adecuada, si no las tratas adecuadamente, se gangrenan y contaminan todo el cuerpo social, no es reabrir heridas, es que no se hizo lo que se debía, lo que tratan es de imponer el olvido, es un revisionismo histórico”, opina.

Por ello, enfatiza que la “reparación de las víctimas debe ser desde la justicia, lo único que no se puede negar son los hechos, el 11 de septiembre de 1973 hubo un golpe de Estado en Chile contra un gobierno constitucional, es una realidad que no ha recibido respuesta del Estado y está obligado a darla, la justicia la puedes aplicar de una o de otra forma, pero negarla es negarnos a nosotros mismos”.

Tags:

Deja tu comentario