Columna de Rubens Francois: La vida ficción, la ideología y la política

Por Rubens Francois

14.05.2024 / 15:36

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El economista del Instituto Igualdad afirma en su columna que "el conocimiento científico es lo único que nos permite depurar y reforzar los contenidos valóricos de la ideología, darle fuerza y credibilidad a la política y lograr vencer el incierto y engañoso mundo virtual".


Estamos cada día más expuestos a vivir un mundo imaginario. Sea por el impacto de los contenidos de los medios de comunicación o por una reacción defensiva de evitar o ignorar el conflicto o la agresión del entorno.

Nos protegemos admitiendo una realidad virtual que no es la que efectivamente está golpeándonos o nos toca vivir. Transitamos a la realidad virtual con facilidad y dejamos de ver lo que efectivamente ocurre.

Los medios de comunicación social y las tecnologías digitales nos están atrapando y nos tienen cercados con información que sin aplicar filtros pueden conducirnos a formarnos un conocimiento errado de la realidad y alejarnos de la posibilidad de manejarnos con autonomía para enfrentar el diario vivir y los planes a futuro.

El conocimiento científicamente elaborado y respaldado por el avance constante de la investigación y el trabajo de los científicos en cualquier área del conocimiento no está disponible para cualquiera y si su difusión no es correcta o está distorsionada, tampoco puede ser útil e incluso puede ser un arma letal.

El periodismo científico ha logrado trasmitir parte del conocimiento científico y ello ha sido un gran paso. Pero, es un desafío que supera el esfuerzo de los profesionales de la comunicación, mientras continúe siendo un mecanismo de poder de los grupos económicos más influyentes propietarios de los medios de comunicación social.

A partir de lo que interesa difundirse en los medios de comunicación se crea un ambiente virtual diseñado para captar la atención y dejar mensajes que logren encaminar la conducta de la gente y formar opinión. Así, si se trata de crear una realidad en que impera el desorden, la violencia, el caos, basta con repetir escenas y mensajes que difundan eventos de esa naturaleza y con ello se logra encapsular una realidad que luego se expande con la misma fuerza con que se describe esa realidad debidamente acomodada a lo que se desea provocar.

El poder de los medios de comunicación social es parte de la malla de poder de quienes han entendido que no basta la acumulación de capital, también y simultáneamente, hay que penetrar la sociedad con artefactos que tiendan a domesticar al consumidor para ofrecer un menú de información adictivo, fácil de digerir y que logre el propósito de concientizar a la mayor cantidad de gente en el momento preciso con efectividad.

El extremo de lo que hemos comentado anteriormente es la proliferación de fake news, una industria que aparte de distorsionar el pobre conocimiento que se logra con dificultades de fuentes bien informadas, crea realidades virtuales erradas o falsas, tremendamente dañinas y con efectos desbastadores para la conciencia social y la información correcta y veraz de la realidad.

La política es el arte de influir en la conciencia ciudadana y lograr que se forme una visión de la sociedad que aspire a conseguir un país y un mundo mejor. Ese parece ser el objetivo principal y podríamos acceder a tan altruista propósito de la política. Sin embargo, la visión del futuro podría no ser la misma en los diferentes grupos sociales que coexisten en la sociedad. Y ello nos lleva a entender que la sociedad es un órgano social vivo y que su diversidad es parte de su naturaleza y que existe una desigual oportunidad de acceder a lo que ella puede ofrecer.

Las ideologías se encargan de darle alcance a los valores y principios que sustentan a la sociedad y es completamente válido y legítimo que así ocurra, siendo lo anterior extensible tanto para el presente como para el futuro de lo que se desea para un país o incluso para lo que se quiere del mundo.

La política está ligada inseparablemente a la ideología. Si la política logra influir en la gente, lo hace apelando a una ideología determinada. Hasta aquí lo que se quiere decir es que si la política está imbricada por una ideología, su relato incorporará lo que se propone hacer y lo que se requiere mantener o transformar en la sociedad. Luego, lo que está ante el objetivo de la política es la realidad de la sociedad, es decir, lo que da cuenta de lo que es la sociedad, de cómo está conformada, de cómo debe enfrentar la vida cada grupo social, de cuan felices son unos u otros, en consecuencia, las múltiples maneras de ver la sociedad pueden quedar expuestas a la mirada ideológica individual o grupal si la política se distancia del conocimiento científico sin validar la ideología que sostiene su relato.

Detengo el análisis anterior para preguntar si es posible tener una mirada objetiva de la sociedad, al menos, para ver lo que ocurre y por qué ocurre, sin que tengamos la tentación de distorsionar el diagnóstico o las acciones para mejorar lo que indica ese diagnóstico. Mi respuesta es optimista y me refiero a que la ciencia puede ayudarnos a derribar los muros y alertarnos de los precipicios de las ideologías. El conocimiento científico es lo único que nos permite depurar y reforzar los contenidos valóricos de la ideología, darle fuerza y credibilidad a la política y lograr vencer el incierto y engañoso mundo virtual en que la realidad aparece tan distinta y muchas veces sujeta a un negacionismo perverso.

Es necesario, más que nunca, en un mundo virtualizado y en que la Inteligencia Artificial puede contribuir a tener una vida de ficción, que nos acerquemos a la ciencia e incorporemos su aporte para validar el relato de los medios y de la política que nos permita efectivamente vivir en un mundo real que pueda ser transformado para un mejor bienestar en toda la humanidad y reponga la validez de las ideologías para reforzar los valores y principios de la democracia, la igualdad y la justicia social.