Por Paula Forttes

En América Latina el 2050, casi 27 millones de personas mayores de 60 años tendrá dependencia funcional, en otras palabras, requerirán de la ayuda de otra persona para realizar las actividades de la vida diaria, como bañarse o comer.

Nuestro país envejece a un ritmo sin precedentes y liderará la demanda de cuidados en la región. En 2015, me correspondió dar inicio al primer programa de cuidados estatal, Chile Cuida, y puedo asegurar que a la fecha el avance de cobertura y de prestaciones es aún muy escaso e insuficiente a la demanda de apoyo de las personas mayores dependientes y sus familias, especialmente de las mujeres que cuidan.

Una tarea del gobierno que asume el 11 de marzo es la creación de un sistema de cuidados que ofrezca servicios de atención a la dependencia. Esta tarea es de gran envergadura, y más que técnica o social, es eminentemente política en tanto nos plantea la oportunidad de vislumbrar un futuro común en el desarrollo de un primer piso de protección social a los mayores en Chile; una oportunidad de responder a una necesidad cada vez más sentida por las familias, que nos ayude a la cohesión social que tanta falta le hace a nuestro país.

Las recomendaciones europeas son avanzar sin incluso esperar la consolidación de políticas de salud y previsionales. Pensemos en un sistema no sólo para los más pobres, sino que para la clase media, en el que definamos los usuarios según su situación de dependencia, que generemos servicios diversos (residencias, centros de día, servicios domiciliarios, teleasistencia y otros), priorizando los que permiten la mantención de la persona en su domicilio y la mixtura de estos.

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Acompañemos la política de cuidado con una de capacitación de cuidadores y una de prevención de la dependencia, aseguremos la calidad de los servicios definiendo estándares de calidad y monitoreando su desempeño, contemplemos un sistema de financiación sostenible que permita un sistema único de cuidados, en especial, que entendamos que una política de cuidados es también una política económica, que genera empleo.

El cuidado es un sector económico que será gravitante en el desarrollo. Estamos ad portas del diseño de una política pública que impactará en la cohesión social y en el derecho de envejecer con condiciones mínimas de soporte y protección.

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