Por Monserrat González
Agencia UNO

Preocupantes son las cifras de la baja en las matrículas en prekínder y kínder a nivel nacional. Sabemos que existen varios factores y esta baja ha ido incrementando. Sin embargo, queda la duda de si los padres y madres conocen el beneficio socioemocional en el niño al asistir a estas etapas de escolaridad infantil. ¿Estamos respondiendo a las reales necesidades de las familias?

No ha pasado desapercibida la iniciativa de la Municipalidad de Renca, quienes han optado por pagar un bono de $100 mil a los niños que logren sobre un 95% de asistencia entre marzo y mayo: “Bono prekínder Renca”.

Estas situaciones hacen pensar en cómo se están creando las políticas públicas orientadas a fomentar la asistencia de los niños y niñas a clases: si los niños no asisten al colegio, no hay programa educativo que valga. El tema es por qué, además de las situaciones propias de enfermedades respiratorias, los niños de educación inicial no se están matriculando y la asistencia escolar, en algunos sectores, es baja.

Según un estudio publicado por Alejandro González y Martha Kluttig (Midevinencias, año 2019) en los últimos años, en Chile y en otros países se ha levantado una alerta con relación al fenómeno llamado ausentismo crónico, el cual refiere a un alumno que falta al 10% o más de las clases durante el año escolar. El estudio, la alerta y el abordaje de este tema, sobre todo aplicado a la educación parvularia, se justifica desde varias perspectivas, principalmente por sus documentadas consecuencias negativas. Esto se incrementó luego de la pandemia y no se ha logrado nivelar positivamente en beneficio del aprendizaje de los niños.

Partiendo por educación inicial, pienso que se debe analizar cuántos niños están en el sistema informal de educación (aquellas llamadas cuidadoras) y cuál es la motivación de los padres para preferir el sistema informal antes que el formal o ninguno. ¿Estamos respondiendo a sus necesidades?

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