Por Lieta Vivaldi Macho
PEXELS

Los cuidados son imprescindibles para el sostenimiento de la vida, e incluyen todas aquellas actividades necesarias para asegurar el bienestar físico y emocional de las personas. Todos los seres humanos necesitamos ser cuidados en etapas o momentos de nuestras vidas y además la mayoría nos haremos cargo del cuidado en algún momento de alguien de nuestro entorno. La tarea y los costos que implica este trabajo está radicado injusta y fundamentalmente en las familias y particularmente en las mujeres.

Estuvieron por mucho tiempo invisibilizados. La pandemia, la transversalización de perspectivas de género, las demandas desde los movimientos feministas y de mujeres entre otras, han dejado en evidencia la importancia de contar con un Sistema Integral de Cuidados en Chile.

En todo el mundo el trabajo de cuidado es realizado mayoritariamente por mujeres (OIT, 2022), y en el caso de Chile, ellas dedican en promedio 3 horas diarias más que los hombres a realizar estas labores (ENUT 2015). La importancia de los cuidados ha quedado también respaldada en diversas investigaciones. Comunidad Mujer realizó un Estudio Nacional de Valoración Económica del Trabajo Doméstico y de Cuidado No Remunerado en Chile, que mostró que estos trabajos en Chile representan un 21,8% del PIB ampliado. Por su parte, la Encuesta Social COVID-19, ejecutada en 2021 por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia y el INE, indican que 33,3% de las mujeres tienen tareas de cuidados y trabajo doméstico no remunerado, y 28,8% de las mujeres que tiene a su cuidado alguna persona mayor o persona con discapacidad presenta algún tipo de síntoma, más o menos grave, de depresión o ansiedad.

Frente a la contundencia de estas cifras, se hace imprescindible contar con políticas que contemplen un Sistema Integral de Cuidados. Durante el actual proceso constitucional se presentó la iniciativa popular de norma (IPN N°10.107) elaborada por Comunidad Mujer, el Núcleo Constitucional de la Universidad Alberto Hurtado y el movimiento “Yo cuido”, que busca constitucionalizar el derecho a los cuidados a todas las personas, reconociendo el derecho a ser cuidado/a, el derecho a cuidar y el autocuidado. Es indispensable difundir y discutir estos temas en nuestra sociedad. Por ello, para cumplir con esta necesidad se organizó el conversatorio “Los Cuidados tienen rostro de Mujer”, que se realizará el 31 de agosto en el Campus B de la UAH.

Un sistema integral de cuidados, en este sentido, debe tener el rol de garantizar las condiciones bajo las cuales las personas ejercen el cuidado, fomentar la corresponsabilidad social, una adecuada conciliación y el derecho de las personas que reciben cuidados a recibir los medios necesarios para vivir dignamente en todas las etapas de la vida. No resulta razonable ni justo que este texto que fue incluido en la anterior propuesta constitucional haya sido posteriormente omitido por la comisión de expertos que fijó el marco de la actual discusión, por ello más que nunca, y con la contundente evidencia de estudios y encuestas, es necesario abogar una vez más por reconocer el cuidado como un trabajo, que tiene un alto costo para las mujeres que lo ejercen, que afecta su desarrollo profesional, su inserción laboral y en muchos casos  también, su integridad física y mental.

El reconocimiento del cuidado como un trabajo, debiera entenderse como el triunfo de toda nuestra sociedad, en el sentido, que es capaz de reconocer y valorar una labor esencial, otorgando a quienes lo ejercen la dignidad y reconocimiento necesario. Esto no se trata de una disputa entre sectores políticos, sólo representa un acto de justicia.

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