Por Juan de Dios Valdivieso
agencia uno

El paro de camioneros quedó atrás y no fue más que una anécdota en las grandes ciudades donde no alcanzó a afectar el abastecimiento básico. Sin embargo, en el Chile agrícola, cuya temporada de cosecha recién se inicia, la semana de paralización tiene un efecto en cadena que vale la pena analizar. Una medida de fuerza como esta, aún con demandas atendibles, es una irresponsabilidad por parte de sus promotores que, conociendo el daño – y siendo conscientes de las consecuencias, decidieron causarlo como medida de presión.

Como es evidente, la fruta pierde calidad con el paso del tiempo (en jerga técnica “pierde condición”). La post cosecha es una carrera contra la muerte de células que se deshidratan o se pudren. Pues bien, esa carrera tuvo una semana de perjuicio. Luego, esa fruta afectada entra al mercado junto a la fruta fresca, generando un desequilibrio entre una oferta excesiva y dispareja sobre una demanda que venía consumiendo menos de lo normal (por la misma causa, el paro).

Por su parte, la logística portuaria y de fletes tiene una planificación tremendamente precisa. Considerando solo en las cerezas con destino a China, son entre 22 y 33 días de flete marítimo, dependiendo de la modalidad. Cada contenedor tiene reservado su espacio en el barco con gran anticipación, según la planificación de cada exportadora y cada naviera. El paro afectó la llegada de los contenedores vacíos a las plantas frutícolas y la entrada de los contenedores llenos al puerto.

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En suma, entre varios barcos, totalizaron más de 1.500 espacios que viajaron sin sus respectivos contenedores porque no lograron ser embarcados. Como es obvio, esos espacios harán falta en los próximos barcos, ya que vienen reservados para las siguientes cosechas y no dan abasto para resolver el atochamiento. Por otro lado, hay un efecto reputacional importante. Se afectó seriamente la imagen de Chile como cumplidor de compromisos, desde la relación con las navieras hasta el cumplimiento con los clientes en cuanto a tiempos de entrega y calidad del producto.

Así, el paro seguirá mostrando sus coletazos. Se estima que habrá un retraso global promedio de 7 días en toda la temporada. Este es un golpe duro para la agricultura, industria que viene de una temporada 2022 de magros resultados en casi todas las frutas que la componen. Es también un golpe para las regiones más afectadas – O´Higgins y Maule– donde la agricultura y en especial la cereza son pilares centrales de su economía. Finalmente, es un golpe para el país, que enfrenta tiempos duros por diversos frentes y lo que menos necesita son sobresaltos en la producción y el empleo.

Esto es lo que pasa cuando algunos actores, públicos y privados fallan en el cumplimiento de sus tareas. El gobierno hace demasiado tiempo que debió ponerse firme con la seguridad en las rutas y en el país en general. Esa es la demanda más atendible de los camioneros. Por su parte, los transportistas paralizados negociaron recurriendo a una fuerza que no les corresponde ocupar. Si cada uno hubiera hecho su trabajo responsablemente y a tiempo, podríamos habernos evitado el gran daño causado.

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