ARCHIVO / AGENCIA UNO

El Presidente de la República una vez más llega tarde. Esta vez, con una reflexión que llega después de varios períodos como diputado en los que su política fue implacable y mezquina. Durante esos años se le negó la sal y el agua al gobierno anterior, siendo crítico y oponiéndose a todo lo que no viniera con su ideología.

En ese entonces, nuestro país ya daba señales de que necesitaba robustecer sus leyes en materia de seguridad, ¿pero qué hizo el Presidente Gabriel Boric cuando fue parlamentario? Votar en contra de la ley antibarricadas, votar en contra de la ley de fuegos artificiales, votar en contra de la ley Juan Barros, en contra de la ley que exige la renuncia al uso de la violencia en política, en contra de la ley de protección de Infraestructura Crítica, y así un largo suma y sigue.

Ahora, en su rol actual de mandatario, se enfrenta a un “baño de realidad”, comprendiendo que la política no puede basarse en la mezquindad, la odiosidad y la división, pero se dio cuenta demasiado tarde.  Su mea culpa llega cuando ya tenemos secuestros, sicariatos, las calles tomadas por la delincuencia y el narcotráfico, y un país donde más del 90 por ciento de las personas se sienten inseguras.

Nuestra región bien sabe de ese sentimiento, de ese miedo a salir a la calle por temor a no volver o que de manera violenta le quiten sus pertenencias ¿Y cómo no si en una semana tenemos cuatro homicidios? ¿Cómo no sentir miedo si —según datos de Carabineros— en lo que va de 2023 ya se han notificado más de 2.300 robos con violencia en Valparaíso y 2.284 en Viña del Mar y Concón?, donde la ENUSC reveló que todos los delitos violentos han ido al alza en la región.

Aunque creo que este aterrizaje al mundo real del Presidente Boric es positivo para el país, espero que esta autocrítica no caiga en el mismo patrón de anuncios vacíos a los que nos tiene acostumbrados el Gobierno. Es necesario que vaya más allá de las palabras y se traduzca en acciones concretas, ya que muchas veces la tónica ha sido que los anuncios grandilocuentes se desvanecen en la práctica y este Gobierno nos ha dado varios ejemplos de eso, o si no recordemos el famoso “vamos a ser unos perros en la persecución de la delincuencia”.

Es legítimo esperar un cambio de estrategia y de conducción no solo por parte del Presidente, sino también de sus ministros de Estado. Se necesita una política que entienda la importancia de la unidad nacional para abordar problemas fundamentales. Hasta ahora, el Gobierno parece haberse adentrado en su ideología, respondiendo exclusivamente a la barra brava que lo apoya, lo que ya no es sostenible.

Es necesario que el Gobierno considere las propuestas de la oposición en lugar de descartarlas como obstruccionistas solo porque no vienen de su sector. La falta de inclusión de las ideas de la oposición ha sido una constante, así que esperamos que esta autocrítica también se transforme en acciones reales en el Congreso, donde pueda existir un verdadero diálogo para sacar adelante leyes fundamentales en materia de seguridad y tantos otros temas que demanda la ciudadanía.

Si la autocrítica del Presidente es honesta, pronto deberíamos ver un giro en las políticas de su Gobierno. Y aunque espero que así sea, que después del mea culpa una de sus ministras salga acusando “vendettas”, ya me parece que partió mal. Que el Gobierno entienda que las personas piden más acciones y no reflexiones.

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