Por Camila Rubio Araya

Los resultados del Mapa nutricional 2022 son una luz de alerta del estado nutricional de niñas, niños y jóvenes del país. La medición muestra que en todos los cursos evaluados la prevalencia de malnutrición por exceso sobrepasa el 50%, presentándose esta condición en 3 de cada 5 estudiantes de 5° básico.

Respecto de la variación porcentual de las prevalencias del estado nutricional entre los años 2021-2022, en 1° medio la obesidad y obesidad severa aumenta en un 3,6%. Por otro lado, existe una disminución mayor al 5% en obesidad y obesidad severa de los cursos parvularia (prekínder y kínder) y 1° básico. Si bien esta disminución es una buena noticia, sigue siendo preocupante constatar que niños y niñas ingresan a educación parvularia con altos niveles de malnutrición por exceso.

Otro tema que devela el estudio es problema de crecimiento, donde se observa una baja continua de la prevalencia hasta 5° básico, aumentando en el curso 1° medio. Según la OMS, el retraso del crecimiento, o talla baja para la edad, se define como una estatura inferior en más de dos desviaciones típicas a la mediana de los patrones de crecimiento infantil, siendo resultado de una nutrición inadecuada y pudiendo producir disminución del desarrollo cognitivo y físico, reducción de la capacidad productiva, mala salud y aumento del riesgo de enfermedades degenerativas como la diabetes.

Ahora bien, es importante identificar los estudiantes más afectados por la mal nutrición por exceso, si cruzamos los datos del Registro Social de Hogares con los resultados del Mapa Nutricional, podemos identificar que los estudiantes más vulnerables (entre el 0-40% RDH) tienen un 18,9% más de riesgo de tener obesidad y un 28,5% más de retraso en talla.

Si bien en términos generales las cifras son mejores que el año anterior (lo que muestra un impacto positivo del retorno presencial a los establecimientos educacionales), son similares a la situación nutricional de las y los estudiantes prepandemia siguen siendo preocupantes.

Con estos datos a la vista, es fundamental que podamos avanzar en el derecho a una vida saludable, especialmente para los niños, niñas y jóvenes, lo que contempla tanto el derecho a una alimentación balanceada como al deporte.

Desde Junaeb estamos trabajando ambos temas. El año pasado iniciamos un trabajo intersectorial junto a los Ministerio de Educación, Salud, Desarrollo Social y Familia, Deporte y del Trabajo, dando vida al plan “Demos la Vuelta a la Manzana”, que tiene por objetivo favorecer ambientes educativos protectores para la salud integral de estudiantes de educación parvularia, básica y media y, de esta manera, desacelerar el aumento de la obesidad.

Por otro lado, con el “Programa de Escuelas Saludables” impulsamos el desarrollo de actividades de promoción de hábitos de vida activa y saludable dentro del horario escolar, en recreos u otros espacios otorgados por los establecimientos educacionales. Además, a través del “Programa de Alimentación Escolar” ofrecemos una alimentación saludable y nutritiva a niños, niñas y jóvenes, acorde a los requerimientos de su edad.

Sin embargo, estas acciones no son suficiente para enfrentar las complejas cifras, tenemos el desafío como estado de involucrar a las comunidades educativas y las familias, cambiar hábitos que apunten a la búsqueda de una vida más sana y saludable. Para eso, desde Junaeb estamos trabajando para impulsar el derecho a una vida saludable por el presente y futuro de niños, niñas y jóvenes.

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