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(CNN) – Jimmy Lippert Thyden dice que siempre supo que era adoptado. También sabía que no había nacido en Estados Unidos, sino en Chile. Criado en Virginia por unos padres adoptivos muy cariñosos y comprometidos, dice que nunca le faltó de nada. Este hombre de 42 años, que sirvió en los marinos estadounidenses, es ahora abogado, está casado y tiene dos hijas pequeñas.

Me dijeron que me dieron en adopción por amor“, cuenta Thyden. “Entregado por una madre que me quería y quería lo mejor para mí: una vida llena de oportunidades, educación y significado”.

Todo eso empezó a cambiar en 2012, cuando su madre adoptiva le entregó los papeles de su adopción mientras se preparaba para desplegarse en Afganistán. Thyden cuenta que, cuando empezó a examinar detenidamente los expedientes de adopción, descubrió que había muchas discrepancias e incoherencias.

“Había tres o cuatro relatos diferentes de una historia, que eran tan divergentes, que no podían ser todos ciertos”, declaró Thyden a CNN.

Había un documento que decía que no tenía padre ni madre conocidos. Otro proporcionaba el nombre de una madre biológica y su dirección. Un tercer documento especificaba que el bebé no tenía parientes vivos, y un cuarto afirmaba que había sido dado en adopción días después de nacer. Otro documento decía que había sido dado en adopción cuando tenía dos años.

Durante años, Thyden se preguntó por sus orígenes. Quería saber más, pero no sabía por dónde empezar ni a quién dirigirse en Chile.

Dice que no fue hasta hace unos meses, cuando su esposa leyó sobre el caso de Scott Lieberman, que se comprometió activamente a descubrir la verdad sobre su adopción.

Como informó CNN en mayo, Lieberman, estadounidense de 42 años de San Francisco, también había sido adoptado en Chile y recientemente había descubierto que le habían robado cuando era un bebé. Así fue como Thyden se enteró de la existencia de “Nos Buscamos”, una organización chilena sin ánimos de lucro, dedicada a ayudar a personas robadas cuando eran bebés a encontrar a sus padres biológicos y a sus familias.

Durante la dictadura del general Augusto Pinochet, de 1973 a 1990, muchos bebés fueron canalizados a agencias de adopción. Algunos de los niños procedían de familias ricas que, en muchos casos, dieron en adopción a bebés nacidos fuera del matrimonio. Otros, procedentes de familias más pobres, eran simplemente robados.

En la última década, CNN ha documentado múltiples casos de bebés chilenos robados al nacer. Las autoridades del país afirman que sacerdotes, monjas, médicos, enfermeras y otras personas conspiraban para llevar a cabo adopciones ilegales, cuyo principal motivo era el lucro.

Tras ponerse en contacto con “Nos Buscamos”, Thyden recibió un correo electrónico de su directora, Constanza del Río, al día siguiente; quien le dijo que la llamara inmediatamente. Le sugirió una prueba de ADN, que se hizo el 17 de abril. Con la ayuda de MyHeritage, una empresa de genealogía en línea, Thyden obtuvo una coincidencia en pocas semanas. Cuando obtuvo la coincidencia, del Río dice que sabía que el siguiente paso era llamar a María Angélica González, de 69 años, una mujer que llevaba décadas creyendo que su hijo había muerto poco después de nacer.

“No se lo podía creer. Pensó que era una broma de mal gusto, porque le habían dicho que su hijo prematuro había muerto”, dijo del Río. A González le habían dicho que habían tirado el cadáver del bebé a la basura. Durante la dictadura de Pinochet, en la que murieron y desaparecieron varios miles de personas, hacer demasiadas preguntas o protestar en voz alta podía ser peligroso. (El 11 de septiembre se cumple en Chile el 50 aniversario del golpe de Estado que llevó a Pinochet al poder).

Conocer la verdad ha sido agridulce para Thyden. Está contento de conocer por fin sus verdaderos orígenes, pero triste por lo que tuvo que pasar su madre biológica.

“Ella no sabía nada de mí, porque le arrebataron mi cuerpo al nacer. Le dijeron que había muerto y, cuando preguntó por mi cuerpo, le dijeron que se habían deshecho de él. Así que nunca nos hemos abrazado”, cuenta Thyden.

Después de tres angustiosos meses, por fin pudo viajar a Chile para dar a su madre biológica el abrazo que tuvo que esperar 42 años. Cuando se encontraron en la ciudad sureña de Valdivia a mediados de agosto, por fin pudo pronunciar las palabras que llevaba semanas ensayando. “¡Hola, mamá!”, dijo en español cuando por fin se abrazaron.

“Tengo 42 años y estoy conociéndola, abrazándola y sosteniéndola por primera vez. Es tan poco natural”. dijo Thyden más tarde, reflexionando sobre el momento. “Me hizo darme cuenta del mal que se había hecho. Y luego, conocerla es amarla. Es una mujer de fe, dulce, cariñosa y atenta, y saber que alguien le haría daño (…) quién podría herir a una mujer tan pequeña, dulce e inocente“.

Una vez en Valdivia, y tras conocer también al resto de su extensa familia, hubo una fiesta de cumpleaños muy especial, organizada para él con antelación. 42 globos simbolizaban los 42 años que no pudo celebrar una fiesta de cumpleaños con su familia biológica.

“Me sentí como una pieza de puzzle perdida, una pieza que había estado perdida durante 42 años y, en ese momento, sentí que estaba donde debía estar, y me sentí muy normal, casi como si no hubiera pasado el tiempo una vez que nos conectamos”, dijo Thyden más tarde.

Thyden dice que conocer la verdad también ha sido doloroso, porque a sus padres adoptivos también les mintieron y fueron víctimas. Dice que contactaron primero con una agencia de adopción de Virginia y pidieron específicamente adoptar a un niño de la forma correcta, a través de una agencia acreditada, algo que pusieron por escrito.

“Nunca creyeron, ni por un segundo, que estaban comprando un niño. Nunca lo habrían hecho”, afirma. Preguntado por lo que podría haber sido, Thyden dice que es imposible saberlo.

“Mi vida llegó a una intersección en T, donde podía ir a la izquierda o a la derecha. Y en lugar de ir a la derecha, fue a la izquierda. Pero en lugar de ser la persona al volante, en lugar de ser un pasajero en ese coche, consciente de lo que estaba pasando, yo era el bebé en el maletero“, dijo Thyden.

“No se me escapa reconocer que he sido bendecido por el hecho de tener familias cariñosas a ambos lados del ecuador. Pero no sé si hubiese sido o no abogado, o hubiese estado o no en el Ejército. ¿Son cosas que hice por estar donde estaba, o son cosas que hice porque están en la esencia de lo que soy?“, dijo Thyden, que señaló que dice “mamá” o “madre” cuando habla de su madre adoptiva estadounidense y “mamá” cuando se refiere a su madre biológica chilena.

Al final, dice, la sabiduría sobre lo que le pasó se la dio su hija de cinco años. La pequeña le dijo que, si no hubiera pasado algo malo, ella no estaría aquí, y él no tiene una, sino dos familias que lo quieren profundamente.

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