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Actualmente, Irán e Israel se encuentran en uno de los puntos de tensión más altos a lo largo de su historia, luego de que la República Islámica atacara directamente a Israel el pasado 13 de abril. Sin embargo, esto no siempre fue así. Estas son las claves de la relación entre ambos países.
(CNN Español) – Irán e Israel se encuentran en uno de los momentos geopolíticos más tensos de su historia, luego de que la República Islámica atacara directamente a Israel desde su territorio por primera vez. Una mirada al derrotero recorrido por ambos países en las últimas décadas permite entender cómo pasaron de alianzas a hostilidades y al momento crítico del pasado 13 de abril.
Según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el ataque consistió en el lanzamiento de más de 300 proyectiles disparados desde Irán y otros países como Iraq (aunque el primer ministro del país negó que se lanzaran misiles desde territorio iraquí), Yemen y el Líbano, donde el régimen iraní tiene milicias aliadas como Hezbollah o los rebeldes hutíes.
Irán dijo que fue una represalia por el ataque de Israel contra un edificio del consulado dentro del complejo de su embajada en Damasco, Siria, y agregó que cualquier nueva “agresión” de Israel tendrá “una respuesta más dura y lamentable”.
Por su parte, Israel señaló que la confrontación entre ambos países “aún no ha terminado”, aunque el gabinete de Guerra no ha dicho todavía cómo responderá al ataque.
En Occidente, en tanto, se busca evitar que el conflicto escale a todo Medio Oriente, una región que se ha visto presionada por la guerra entre Israel y Hamás desde el 7 de octubre de 2023.
De todas maneras, las cosas no siempre fueron así entre Israel e Irán. De hecho, eran todo lo contrario, al punto de que Irán era probablemente uno de los aliados más “confiables” de Israel “hasta 1979”, año de la Revolución iraní, según dijo Abbas Milani, director de Estudios Iraníes Hamid y Christina Moghadam de la Universidad de Stanford, en la ponencia “Iran and Israel: Strategic Vision and Goals” de la Universidad de California en Berkeley, el pasado 18 de marzo.
¿Qué pasó antes de ese año y qué ocurrió después? Aquí le contamos el origen de las relaciones de ambos países.
Los ayatolas de Irán (el ayatola es el líder supremo del país islámico) tienen tres objetivos esencialmente: expulsar a Estados Unidos de Medio Oriente, sustituir a Israel por Palestina y derribar el orden mundial liderado por Estados Unidos, comentó el experto en Irán Karim Sadjadpour en el podcast “In the Room with Peter Bergen”.
La enemistad de Irán con Israel y también con el país norteamericano alcanzó su punto álgido en 1979, en el contexto de la Revolución iraní, cuando el sha de Irán (el gobernante monárquico del país en ese entonces), aliado de Occidente e Israel, fue derrocado por los islamistas, de acuerdo con Peter Bergen, analista de seguridad nacional de CNN.
En años subsecuentes, agrega Bergen, las diferencias ideológicas entre Israel y el régimen iraní, y los reveses y errores políticos de Estados Unidos, han exacerbado la enemistad entre israelíes e iraníes.
Contrario a lo que se puede pensar, ha habido judíos viviendo en Irán desde hace más de 2.500 años. El director de Estudios Iraníes Hamid comentó que “han vivido allí deforma continua y han amado el país donde han vivido”, como los judíos de la comunidad iraní de Isfahán.
La relación de los iraníes con los judíos fue decisiva en la primera mitad del siglo XX, pues Irán fue uno de los países que estuvo de acuerdo con el plan de partición de Palestina de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que crearía dos Estados: uno judío y otro palestino.
“Incluso antes de que se creara Israel, Irán fue uno de los países que se mostró partidario de la creación del Estado de Israel en la ONU. Pero también estaba indiscutiblemente a favor de tener un plan para los palestinos“, recalcó Milani.
El plan de partición final de la ONU, que incluía un Estado judío, otro árabe palestino y Jerusalén bajo un régimen internacional, se aprobó en noviembre de 1947 con 33 votos a favor, 13 en contra y 10 abstenciones.
Entre los países en contra estaba Irán, que previamente había recomendado “la independencia de Palestina como Estado federal que comprendiera, en su estructura interna, un Estado árabe y un Estado judío. Una de las razones aducidas fue que la federación crearía una situación en la que a árabes y judíos les interesaría trabajar juntos”, según documentos del organismo internacional.
Tras la declaración de independencia de Israel en mayo de 1948, hubo varias guerras (1948, 1967, 1973) entre el nuevo Estado judío y países árabes vecinos. En la primera de esas guerras, participaron Egipto, Siria, Jordania, Iraq y Líbano, pero no Irán; en tanto, señala la ONU, Israel “ocupó el 77 % del territorio que había tenido Palestina bajo el Mandato Británico, incluida la mayor parte de Jerusalén. Más de la mitad de la población árabe palestina fue expulsada o huyó del territorio del nuevo Estado”.
Si bien es notorio que existían desacuerdos, Irán se alejó del conflicto con Israel. Abbas Milani explica que, además de su población judía, Irán compartía importantes intereses económicos con Israel, sobre todo en uno de los mayores propulsores de la economía iraní: el petróleo.
“A partir de 1955, Irán comienza a vender petróleo a Israel a precios rebajados. Tan pronto como algunos de los estados árabes del otro lado del Golfo Pérsico comenzaron a decir ‘no podemos vender este petróleo’, Irán dijo que lo vendería con descuento”, detalló el experto de la Universidad de Stanford.
El libro Israel and Iran: A Dangerous Rivalry, publicado en 2011 por el centro de investigación RAND Corporation, hace énfasis en la cuestión económica como un punto fuerte de las relaciones entre ambos países, al decir que “la alianza irano-israelí dio lugar a una amplia cooperación económica y energética”.
Es después de la guerra árabe-israelí de 1967, conocida también como la Guerra de los Seis Días, que las relaciones entre Irán e Israel se volvieron más antagónicas, agrega el libro de RAND.
“En particular, tras la Resolución de Jartum de septiembre de 1967, conocida sobre todo por contener lo que llegó a conocerse como los Tres No —no a la paz con Israel, no al reconocimiento de Israel, no a las negociaciones con Israel— sirvió de base para gran parte de la política árabe hacia Israel desde 1967 hasta 1973″, señala el libro.
A pesar de esto, la cooperación económica no se detuvo, al punto de que “establecieron nuevas compañías en Panamá y Suiza bajo una entidad legal central llamada Trans-Asiatic Oil”, que fue la base operativa de una “asociación ultrasecreta” entre Israel e Irán en materia de petróleo a finales de 1970, después de la Guerra de los Seis Días y de la guerra árabe-israelí de 1973, según Israel and Iran: A Dangerous Rivalry.
La compañía Eilat-Ashkelon Pipeline, una subsidiaria de Trans-Asiatic Oil, proporcionaba petróleo iraní a Israel, añade el libro.
En 1973, los Estados árabes miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC) prohibieron las ventas a Estados Unidos y algunos países europeos, como represalia al apoyo militar que estos países dieron a Israel en medio de las negociaciones de paz posguerra, según el Departamento de Estado de EE.UU.
Este boicot petrolero “puso en serios aprietos a la economía estadounidense, cada vez más dependiente del petróleo extranjero”, según Estados Unidos.
Sin embargo, aunque la enemistad con Israel ya había crecido, Irán no se unió al boicot y se convirtió en el mayor beneficiario de la situación, pues “continuó con su producción de petróleo de manera normal y, como resultado, los ingresos aumentaron”, dice RAND en su análisis.
Y añade que la organización sin fines de lucro, el crecimiento del sector petrolero iraní también se utilizó para avanzar en los intereses militares del país.
“En 1977, un esfuerzo militar conjunto entre Irán e Israel denominado “Project Flower” se centró en el desarrollo de sistemas avanzados de misiles. Fue uno de los seis contratos de petróleo por armas que los países firmaron a finales de la década de 1970, por un valor estimado de US$ 1.200 millones”, dice RAND.
Lo anterior coincide con un reporte de abril de 1986 del New York Times, en el que informan sobre el acuerdo de misiles entre Israel y el gobierno iraní del sha Mohammad Reza Pahlavi. Aunque Israel se retiró del proyecto “Flower” poco antes de la revolución de 1979, los países discutieron en él la posibilidad de incluir ojivas nucleares en los misiles, pero esto fue descartado por Irán e Israel porque “plantearía un problema con los estadounidenses”, indica el medio estadounidense, cuyo reporte incluso fue retomado por la CIA.
“Hay pruebas de que entre los años 1975 y 1977, Israel estaba ayudando a Irán a desarrollar un programa armamentístico. Así de cerca estaban en términos de alianza”, añadió el experto Abbas Milani.
La enemistad llegó a su punto cumbre con la Revolución iraní de 1979, con la que se produjo la caída del sha Mohammad Reza Pahlavi y se instauró el régimen confesional del ayatola Ruhollah Musavi Jomeini, quien estuvo 14 años en el exilio.
Varios grupos sociales que se oponían al sha y su gestión del país se sumaron a la revolución.
Uno de las mayores críticas giraba en torno a la Revolución Blanca, un programa que el sha de Irán instauró en el país en 1963 y que buscaba transformar la economía y el sistema social tradicional del país. Los clérigos se opusieron a los intentos de modernización y desdeñaban la participación de la minoría judía de Irán en el progreso económico de la nación.
El gobierno del sha de Irán e Israel eran aliados en varios otros aspectos, como la oposición al presidente egipcio Gamal Abdel Nasser y su ideología de panarabismo o su lucha contra la influencia de la Unión Soviética en el Medio Oriente, según se dice en Israel and Iran: A Dangerous Rivalry.
“El sha veía a Israel como un contrapeso útil para el mundo árabe y también creía que la influencia de Israel en Washington beneficiaría a Irán como aspirante a gran potencia. No obstante, el sha también era consciente del sentimiento antiisraelí en todo el Medio Oriente y se mostraba reacio a abrazar excesivamente a Israel o a hacerlo públicamente”, añade el libro.
Aunque los grupos revolucionarios incluían comunistas, socialistas y secularistas y no todos querían una teocracia, Jomeini y sus seguidores lograron eliminar facciones rivales y establecer una república islámica y con eso, entre otras cosas, llevar a que miembros de las minorías religiosas abandonaran Irán.
La relación entre la República Islámica e Israel no acabó por completo con la Revolución iraní, ya que en algunos momentos hubo cooperación limitada, como recalca RAND. Como ejemplo tenemos el ataque aéreo de 1981 que Israel hizo a un reactor nuclear iraquí en la instalación conocida como Osiraq, según un artículo de la revista especializada Nonproliferation Review.
Este ataque logró retrasar el programa nuclear de Iraq al menos 15 años, agrega la revista, lo cual benefició a Irán en su guerra de ocho años (1980-1988) con el régimen iraquí de Saddam Hussein.
Sin embargo, la Revolución iraní fue un total punto de inflexión y las cosas nunca han vuelto a ser igual a como fueron antes de 1979.
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Con información de Reza Sayah, Tamara Qiblawi, Irene Nasser, Benjamin Brown, Eugenia Yosef, Nadeen Ebrahim, Abbas Al Lawati, Jennifer Hansler, Priscilla Alvarez, Negar Mahmoodi, Adam Pourahmadi, Zeena Saifi, Jeremy Diamond, Peter Bergen, Frederik Pleitgen, Claudia Otto y Shahrzad Elghanayan.
Este instrumento de control político permite al Congreso supervisar a otras autoridades del Estado, garantizando así la separación y el equilibrio entre los poderes.