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Tras intensos días en Kabul cubriendo como corresponsal de CNN la crisis en Afganistán, la periodista Clarissa Ward entregó detalles de cómo ella y su equipo vivieron la caótica evacuación desde país asiático ante la ocupación de los talibanes y la vulnerabilidad humanitaria que se vive en la zona.

En entrevista con CNN, la profesional de 41 años relata la experiencia a bordo del avión C-17 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que la transportó junto a cientos de personas desde la capital afgana hasta la ciudad de Doha, en Qatar. Además, se refiere a la incertidumbre por la que atraviesan decenas de familias por dejar atrás a sus seres queridos.

Ward comenta que, en un principio, “esencialmente, hay cientos de personas, es la mitad de la noche, es increíblemente ruidoso, se camina a lo largo del campo de aviación, hay aire caliente de sopla de todos los diferentes motores de la pista y te apiñan en este enorme avión C-17”.

Todo el mundo tiene que ponerse de pie y mirar hacia adelante porque están como sardinas apiñadas allí. Y luego, en un momento dado, todo el mundo se sienta al unísono para que haya espacio para todos, pero no puede”, continúa.

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En detalle, Ward menciona que al interior del avión “no hay mucho espacio, apenas puedes sentarte con las piernas cruzadas y están mirando a tu alrededor y la gente está muy asustada. La gente está preguntando: ¿a dónde vamos, ¿qué pasa ahora?, no puedo… mi teléfono no funciona, ¿con quién me pongo en contacto?, ¿cómo encontraré al resto de mi familia?; y porque soy una occidental con mi equipo, Brent Swails, William Bonnett, así que todo el mundo nos está haciendo todas estas preguntas como si pudiéramos saber las respuestas en términos de lo que viene después y cómo van a salir, a dónde va a ir y qué va a pasar con la gente que se ha quedado atrás”.

“Y entonces el motor se pone en marcha y despegas y todo el mundo está sentado como acurrucado, la gente se aferra a los demás. La gente se derrumba de agotamiento”, destaca.

Durante la entrevista, la periodista también aprovechó el espacio para reflexionar sobre lo que le tocó vivir y el sentimiento de culpabilidad que tuvo y sus compañeros cuando iban camino a Qatar.

“Es una sensación muy extraña, de alivio, pero también de tristeza y culpabilidad. Culpabilidad de ¿por qué nosotros sí logramos irnos?, ¿por qué somos tan afortunados? y ¿por qué otras decenas de miles de personas siguen presionando para tratar de entrar en ese aeropuerto para tratar de salir a salvo?”, expresó.

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