Trabajadores de un puerto de Malasia se llevaron una gran sorpresa el pasado 17 de enero: venía un niño en el interior de uno de los contenedores transportados por los buques que reciben día a día.

El hecho ocurrió en la ciudad de Klang. Tras ser alertados por la presencia del menor e intentar comunicarse con él, las autoridades portuarias se dieron cuenta de que hablaba en otro idioma y asumieron que era víctima de tráfico de personas.

Luego de contactar a la policía y tramitar su traslado hasta un hospital local, pues estaba en estado de evidente delgadez, se le pudo identificar: su nombre era Fahim, tenía 11 años y provenía de Chittagong, Bangladesh.

Fotografía tomada por los trabajadores de Port Klang, Malasia

El motivo por el cual el menor hizo el recorrido marítimo de casi 3 mil kilómetros e incluso pasó a un costado de Tailandia fue un juego infantil: las escondidas.

Tras escoger lo que creía que sería el escondite perfecto para que sus amigos no lo descubrieran, se metió en el interior de un contenedor de transporte marítimo y, en la espera, cayó bajo un sueño profundo.

Pese a que una vez que despertó gritó por ayuda al verse encerrado, nadie lo oyó. Fahim pasó seis días a bordo del barco, sin comer ni ver a otro ser humano.

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