AGENCIA UNO

Esta jornada se llevó a cabo la novena audiencia del juicio en contra de Nicolás Zepeda, acusado de asesinar a su expareja Narumi Kurosaki en Francia. La instancia estuvo marcada por la declaración del chileno, quien relató detalles de su vida y de la relación que tuvo con la joven asiática.

Sin embargo, su testimonio se vio interrumpido por una crisis de angustia que lo llevó a romper en llanto mientras relataba los maltratos que recibió en la cárcel francesa, donde permaneció recluido.

Tras ello, la audiencia debió ser suspendida hasta el lunes 18 de diciembre.

Su relación con Narumi

El principal sospechoso de la desaparición y crimen de Narumi se refirió a su estadía en Japón, relatando que eligió ese país por su lado tecnológico y su seguridad, pero también por su enfoque espiritual.

Asimismo, el imputado señaló que en la ciudad de Tsukuba estudió administración. “Es un lugar diametralmente opuesto a Chile, se conduce del otro lado, amanece muy temprano. Conocí gente maravillosa en un país maravilloso. Conocí a Narumi“.

Sobre su relación con la joven japonesa, Zepeda reveló que ambos se conocieron en una fiesta de la Universidad de Tsukuba, donde él era DJ. Tenían un curso en común y comenzaron a sentarse juntos. En febrero del 2015, iniciaron su relación.

En cuanto a su convivencia con Narumi, el chileno explicó que “a Narumi le costaba ir al supermercado, ella tenía dos trabajos, entonces yo me encargaba de eso. Soy pragmático, me gusta resolver cosas”.

Respecto a eventuales disputas que hayan experimentado como pareja, señaló que “nunca fue demasiado grave, yo diría que fueron más bien diferencias. Lo que me gustó de Narumi fue que cuando llegábamos a un consenso, no se volvía a hablar del tema”.

Más tarde, añadió que una vez “estábamos en la cama, acostados y Narumi me preguntó si estaríamos juntos para siempre. Le dije: ‘escucha Narumi, sería un placer“.

“He visto cosas horribles”

Sin embargo, la audiencia debió ser suspendida hasta el próximo lunes, luego de que Zepeda comenzará a llorar tras recordar los maltratos que sufrió en la cárcel de Besancon, donde permaneció bajo un régimen de aislamiento por dos años.

He visto cosas horribles y graves. Fui testigo de ataques a auxiliares (reclusos que trabajan) por parte de los guardias, los golpeaban en el suelo, simplemente porque no querían limpiar la celda”, explicó.

El imputado contó que escribió dos cartas detalladas a su abogado de entonces, señalándole lo que ocurría, sin embargo, la segunda misiva no llegó porque la abrieron los supervisores.

“Escuché que leyeron mi carta y desde entonces no me han dejado ir. Es difícil sobrevivir con guardias que me odian. Todo terminó con una agresión de un supervisor, recibí un puñetazo“, relató para luego quebrarse en llanto, por lo que no pudo seguir hablando.

En ese momento su madre comenzó a gritar: “¿Dónde están los Derechos Humanos para mi hijo? ¿Por qué lo tratan como un perro?“, por lo que el presidente de la Corte decidió dar por finalizada la audiencia.

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