(CNN) – En el último tiempo los habitantes de Reino Unido han visto- y vivido- la cataclísmica crisis del costo de vida del país, una que parece no tener un final a la vista.

En julio, la inflación superó el 10% por primera vez en 40 años, impulsada por el aumento vertiginoso del costo de la energía, los alimentos y el combustible. El Banco de Inglaterra pronostica que la inflación se disparará al 13% para fin de año. Los analistas dicen que podría subir aún más a principios del próximo año.

El hogar británico promedio verá aumentar su factura anual de energía a, aproximadamente, US$ 4,180; a partir de octubre, un aumento de US$ 1,765, un aumento del 80%, después de que el regulador de energía del país aumentara el límite de precios la semana pasada. El precio tope establece la cantidad máxima que los proveedores de energía pueden cobrar por cada unidad de energía y gas.

Es una crisis que debería estar al frente de la acción del gobierno. Pero en cambio, el primer ministro saliente, Boris Johnson, ha estado casi ausente y se ha tomado dos vacaciones en menos de un mes. Sus críticos lo han acusado de lavarse las manos con respecto a la crisis energética y de desviar la culpa hacia la guerra de Rusia en Ucrania. “También sabemos que si estamos pagando con nuestras facturas de energía las maldades de Vladimir Putin, el pueblo de Ucrania está pagando con su sangre”, dijo Johnson en una visita a Kiev el pasado24 de agosto.

Alrededor de 2 millones de pensionados ya vivían en la pobreza antes de la crisis, según datos del Center for Aging Better, una organización benéfica enfocada en mejorar la vida de las personas mayores, cuyo informe anual de 2022 encontró que había más de 200 mil pensionados pobres más en 2021 que en el año anterior.

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Alrededor del 44% de las personas que han alcanzado la edad de jubilación estatal actual de 66 años en el Reino Unido dicen que es su principal fuente de ingresos, según cifras del Servicio de Dinero y Pensiones, viene del Departamento de Trabajo y Pensiones. La mayoría de los jubilados reciben una pensión estatal básica de 141,85 libras esterlinas a la semana (alrededor de US$ 170), o unas 7400 libras esterlinas (US$ 8770) al año, con una pensión más nueva introducida en 2016 equivalente a unas 9600 libras esterlinas (US$ 11.376) al año. La pensión estatal subió un 3,1% en abril, una cifra muy por debajo de la tasa de inflación de entonces, del 9%.

“Así que esas personas que ya estaban luchando, ahora están en una situación en la que lo pasarán aún peor y muchos más habrán caído en la pobreza debido a lo que está sucediendo”, dijo Morgan Vine, jefe de política e influencia en caridad Independent Age. Tal pobreza está exacerbando las condiciones de salud, y la esperanza de vida también está cayendo, según el informe del Centro para Envejecer Mejor, que señaló que la cantidad de años que las personas mayores pasan con buena salud también está disminuyendo.

Casi 10 mil personas murieron en Inglaterra y Gales en 2021 porque sus hogares estaban demasiado fríos, según el Servicio Nacional de Salud (NHS). En un comunicado la semana pasada, los líderes del NHS advirtieron sobre una “crisis humanitariainminente si el gobierno no aborda los costos de energía, diciendo que la escasez de combustible “conducirá inevitablemente a una demanda adicional significativa en lo que ya son servicios muy frágiles”, y podría aumentar el número de muertes anuales asociadas con hogares fríos.

Los hospitales en Gran Bretaña ya están a punto de colapsar bajo la presión, y las personas mayores son especialmente vulnerables a las brechas en el servicio, que incluyen listas de espera en hospitales en niveles récord y escasez de trabajadores.

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