CRédito. CNN

Este jueves, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, volvió a desincentivar la vacunación infantil contra el COVID-19 en niños y minimizó las muertes en ese grupo de la población.

“¿Vas a vacunar a tu hijo contra algo por lo que el joven, una vez contraiga el virus, su posibilidad de morir es casi nula?, dijo el mandatario. Esta semana, el Gobierno de Bolsonaro incluyó, a regañadientes, a los menores de entre 5 y 11 años en la campaña nacional de inmunización.

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“Yo me pregunto: ¿alguien sabe de algún niño que haya muerto de COVID? Tengo delante a 10 personas y nadie levantó la mano“, dijo el presidente. Según datos del Ministerio de Salud brasileño, hasta la fecha, más de 311 menores de entre 5 y 11 años han muerto por COVID-19.

El jefe de Estado también ha acusado a la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) de ser “fanáticos de la vacunación” y ha puesto en duda “cuál es el interés de Anvisa” con sus procesos de inmunización en el sector más joven de la sociedad.

La reacción del mundo médico

La comunidad médica ha criticado duramente al presidente por sus dichos. “Estamos hablando de 2.500 muertos en la población de menos de 19 años y unos 300 decesos en los menores de entre 5 y 11 años (…) esos números dan miedo”, dijo Marco Palazzi, representante de la Sociedad Brasileña de Pediatría.

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La Sociedad Brasileña de Pediatría dijo que Brasil debe “temer a la enfermedad, pero no al remedio”. “No podemos trivializar estas muertes. Podremos proteger a un mayor número de niños y evitar que se produzcan nuevas muertes”, sostuvo Carla Domínguez, antigua coordinadora del Programa Nacional de Inmunizaciones.

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