Una nueva jornada de protestas en Rusia terminaron con más de cinco mil personas detenidas, todo esto en el marco de las manifestaciones por la liberación del líder opositor Alexei Navalny.
El 23 de enero pasado otro par de miles de manifestantes habían sido detenidos, entre ellos la propia esposa de Alexei, Yulia Navalnaya.
Este es el segundo fin de semana consecutivo en que rusos salen a las calles de diferentes ciudades para expresar su apoyo a Navalny, quien fue detenido al momento en que regresó a Rusia tras ser envenenado durante uno de sus viajes.
Su llegada a su país de origen fue desde Alemania, donde se mantuvo hospitalizado mientras se recuperaba del coma en que se encontraba tras ser afectado por el potente agente nervioso Novichok, desarrollado en tiempos de la Unión Soviética.
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ONGs rusas han alertado de más de cinco mil personas detenidas, además de denunciar abuso de fuerza por parte de las policías con uso de pistolas eléctrica y bastones.
La respuesta del gobierno de Vladimir Putin ha recibido la condena de parte de naciones de occidente, como las que conforman la Unión Europea y Estados Unidos.
“El riesgo por la provocación de organizadores y participantes de estas protestas está aumentando, y su objetivo es violar el orden civil“, dijo Irina Volk, vocera del Ministerio de Interior de Rusia.
“Confío en que ellos no son los dueños de nuestro país y nunca lo serán. Y una gran cantidad de personas están de acuerdo conmigo“, aseguró por su parte Navalny cuando ya se encontraba detenido.
A pesar que se espera que se mantengan las manifestaciones mientras Alexei continúe detenido, el Kremlin adelantó que mantendrá su respuesta policial para resguardar el orden público.
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