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 Las medidas anunciadas han sido fuertemente rechazadas por cancilleres mexicanos.

El Senado norteamericano votaría este jueves el proyecto de inmigración, que incluye la legalización de 11 millones de indocumentados y un aumento de la protección fronteriza con México. Pero entusiasmo que hay en Estados Unidos, contrasta con la opinión del gobierno mexicano ante una enmienda que se centrará en reforzar la seguridad de la frontera con México, además de una ampliación del muro fronterizo, causó indignación entre los cancilleres mexicanos.

José Antonio Meade, secretario de Relaciones Exteriores de México, fue el encargado de criticar las medidas adoptadas por su vecino del norte. “Estamos convencidos de que las vallas no unen, las vallas no son la solución al fenómeno migratorio, no son congruentes con la frontera moderna y segura, no contribuyen al desarrollo de región competitiva que ambos países buscamos impulsar”, afirmó.

Para los parlamentarios mexicanos, esta nueva ley de inmigración sólo fomenta la discriminación y no ataca el problema de fondo, además de no reconocer el aporte que hacen los mexicanos al desarrollo de Estados Unidos. Ramón Xilotl, presidente de la Asociación de Servicio Exterior Mexicano, aseguró que no se mantiene el mismo trato para el tráfico de personas que para el tráfico de drogas y de armas, a su vez aseguró que las prioridades no están claras por parte de las autoridades estadounidenses.

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