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El Departamento de Salud de Di Qar, provincia de la ciudad de Nasiriya, al sur de Irak, anunció que el número de muertos por el incendio en el Hospital Iman Husein aumentó a 92.

De acuerdo a información preliminar, el incendio se habría producido por la explosión de una bomba de oxígeno en el centro de salud destinado a pacientes COVID-19.

Según medios locales, el hospital no contaría con sistemas de prevención de incendios.

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Por su parte, el presidente iraquí, Barham Saleh, afirmó en su cuenta de Twitter que “el desastre del hospital Al Husein en la provincia de Di Qar y previamente, en el hospital Ibn al Jatib, en Bagdad, es resultado de la corrupción y la mala gestión que subestima la vida de los iraquíes e impide el desempeño de las instituciones”.

Tal como expresa el mandatario, esta no es la primera vez que un hospital destinado a pacientes COVID-19 sufre un siniestro en el país. El 25 abril de este año, el hospital Al Jatib, al sureste de Bagdad, se incendió tras la explosión de bombas de oxigeno, dejando un saldo de 82 muertos y un centenar de heridos.

Mustafa al Kazemi, primer ministro iraquí, aseguró que el hecho muestra un “defecto estructural” en la administración del país. “No se realiza un seguimiento ni una diagnosis de los errores, mientras que los ciudadanos se convierten en víctimas”, afirmó.

Ante esta tragedia, las autoridades iraquíes han abierto una investigación y el Tribunal de Investigación de Di Qar emitió órdenes de arresto contra trece trabajadores del departamento de salud de la provincia.

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